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Iósif Stalin

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Iósif Stalin o José Stalin (en ruso, Иосиф Сталин; Gori, Georgia, 18 de diciembre de 1878 – Moscú, 5 de marzo de 1953) fue el máximo líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y del Partido Comunista de la Unión Soviética desde mediados de los años 1920 hasta su muerte en 1953.

Stalin estableció un régimen totalitario ejerciendo un control férreo sobre la población, conocido con su epónimo («estalinismo»).

Dirigió la construcción del socialismo en la URSS, que pasó de ser un país rural a una potencia industrial. El nivel de vida de la población se elevó. En contraparte, dirigió un régimen represivo de la población, caracterizado por la presencia de campos de trabajo, campañas de represión política, y deportaciones. Diversos historiadores estiman que las víctimas del régimen de Stalin oscilan entre 4 y 60 millones de muertos.

Durante el gobierno de Stalin, la Unión Soviética desempeñó un papel fundamental en la derrota de la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939–45) tras la cual llegó a ser considerada una superpotencia.

Seudónimos

El nombre Stalin («hecho de acero»; derivado del ruso stal, acero, con el mismo sufijo posesivo personal in que usó Lenin) lo empezó a usar a partir de 1912, y desde octubre de 1917 se convirtió en su sobrenombre. Familiarmente, y entre sus camaradas más cercanos, era conocido como "Soso", e incluso llegó a utilizar el pseudónimo "Soselo" para firmar sus poemas. También, se refería a sí mismo como "Koba", nombre de un héroe popular de Georgia. Otros nombres que utilizó fueron David, Morti, Nijeradze, Chízhikov, Ivanóvich. En español, algunos historiadores han modificado su nombre a José Stalin.

Biografía

Infancia

Stalin era hijo de Visarión "Beso" Dzhugashvili (zapatero) y Yekaterina "Keke" Geladze.

El pequeño Iosiv se caracterizaba, físicamente, tanto por su fragilidad como por tener el segundo y tercer dedo del pie izquierdo unidos por una membrana; en lo personal, sentía atracción por las flores (afición que mantendría durante toda su vida) y la música.

El taller del padre tuvo éxito. Sin embargo, una consecuencia del mismo resultaría, a la larga, una desgracia para la familia: varios clientes, sobre todos los obreros, empezaron a pagarle en vino, muy abundante en Georgia. Entre eso y sus amistades, Beso cayó definitivamente en la bebida, y el negocio fue poco a poco arruinándose. Hacia 1883, el padre de Stalin ya se había ganado el sobrenombre de "El loco", por su vida pendenciera. Pronto el negocio quebró, lo que lo obligó a trabajar en una fábrica de zapatos en Tiflis.

Primeras letras

La madre de Stalin era lavandera y solía ir a sus trabajos acompañada de su hijo; uno de sus clientes, un judío de Gori, llamado David Papismédov obsequiaba al pequeño Iósif con dinero y libros y lo estimulaba a progresar en sus lecturas y estudios. Décadas después, Papismédov fue al Kremlin para ver qué había sido del pequeño Iósif. Stalin sorprendió a sus colegas no solo por recibir al anciano, sino también por conversar alegremente con él en lugares públicos.

Desde joven, Iósif demostró una personalidad rígida, fría, calculadora y renuente a demostrar sus emociones. Demostró a lo largo de su vida, carencia casi total de afectos y desapego emocional de quienes se consideraban en su círculo íntimo, aunque en su fuero externo pareciese confiable.

Juventud y actividad política

La relación de Stalin con el movimiento revolucionario comenzó en el seminario. Durante estos años de escuela, Stalin se unió a la organización socialdemócrata de Georgia, en la que fue instruido por el profesor de origen judío Noah Jordania en política marxista y comenzó a difundir el marxismo. Algunas fuentes afirman que Iósif abandonó el seminario en 1899 justo antes de sus exámenes finales; según otras biografías, fue expulsado.

Inicia su militancia en torno al círculo de obreros ferroviarios de Tiflis, alejándose definitivamente de Jordania.

Junto a otros jóvenes intenta editar un periódico propio clandestino, sin lograrlo. Solamente editaron octavillas que reparten en las fábricas, con claro contenido político. El primero de Mayo de 1900 organiza una la primera manifestación de masas, reuniendo a 500 obreros en los alrededores de Tiflis con banderas rojas y retratos de Marx y Engels.

En agosto de 1900 entra en contacto con Víktor Kurnativski, uno de los iskristas que envía Lenin a Tiflis para impulsar la difusión del periódico que debía conducir a la reorganización del Partido y a la lucha contra las tendencias economicistas y conciliadoras. Kurnativski les enseñó a aquellos jóvenes georgianos cómo montar una imprenta clandestina y les propuso que lo hicieran en Bakú, un fuerte centro proletario, mejor que en Tiflis. En marzo de 1901, Kurnativski es detenido junto con otros militantes, pero Koba Dzhugashvili se libra de la redada, aunque su vivienda y su lugar de trabajo en el Observatorio Metereológico fue registrada por la Ojrana, la sección especial de la policía zarista dedicada a la represión política. Tiene que pasar a la clandestinidad, de la que ya no saldrá hasta la Revolución de 1917.

En 1901, el clérigo georgiano M. Kelendzheridze escribió un libro educacional sobre lengua y arte, incluyendo uno de los poemas de Stalin firmado como «Soselo». En 1907, el mismo editor publicó Antología georgiana, o Colección de los mejores ejemplos de literatura georgiana, donde incluía un poema de Stalin dedicado a Rafael Eristavi. Su poesía aún puede ser vista en el museo Stalin de Gori.

Trabajó durante diez años con los movimientos políticos clandestinos en el Cáucaso, sufriendo repetidos arrestos y exilio a Siberia, entre 1902 y 1917.

Stalin adhirió a la doctrina de Lenin de un partido centralista fuerte, de revolucionarios profesionales. En el período posterior a la revolución de 1905 Stalin lideró los «escuadrones de lucha» en robos de bancos para reunir fondos para el partido bolchevique. Stalin asistió al V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia en Londres en 1907. Este congreso consolidó la supremacía del sector bolchevique de Lenin y se debatió la estrategia para la revolución comunista en Rusia. Stalin nunca se refirió posteriormente a su estancia en Londres.

En 1913, mientras estuvo exiliado en Viena, Stalin escribió El marxismo y la cuestión nacional, tratado en el que presenta una posición marxista ortodoxa (cfr. este trabajo con el de Lenin llamado Sobre el derecho de los pueblos a la autodeterminación) y que pudo haber contribuido a su nombramiento como Comisario del Pueblo para Asuntos Nacionales luego de la revolución.

Ascenso al poder

En 1912, Lenin tuvo la intención de proponer la elección de Stalin al Comité Central bolchevique en la Conferencia del Partido en Praga, pero desistió al encontrarse con la resistencia del partido. Sin embargo, inmediatamente después, Stalin fue sumado al Comité Central por «cooptación» (potestad prevista por los estatutos, que reservaba para el Comité Central el derecho a sumar integrantes que no hubieran sido electos por el Congreso del Partido).

En 1917, Stalin era el editor de Pravda, el diario oficial del partido, mientras Lenin y gran parte del liderazgo bolchevique estaban en el exilio. Después de la revolución de febrero, Stalin y el equipo editorial tomó una posición favorable al gobierno provisional de Kérensky y se sostiene que llegó al extremo de negarse a publicar artículos de Lenin que llamaban al derrocamiento del gobierno provisional.

En abril de 1917, Stalin fue por primera vez electo por la base del partido para formar parte del Comité Central, obteniendo la tercera más alta mayoría de votos en la Conferencia de Petrogrado (detrás de Lenin y Zinóviev). Posteriormente fue nombrado secretario del politburó del Comité Central (mayo de 1917); se mantuvo en este cargo por el resto de su vida. Al finalizar julio presentó el informe central al VI Congreso del partido, en el cual se optó por la insurrección contra el gobierno provisional.

De acuerdo a diversas fuentes, Stalin solamente desempeñó un papel menor en la revolución de Octubre. Algunos autores, como Adam Ulam, remarcan que cada hombre en el Comité Central tenía una labor específica que le había sido asignada.

El siguiente resumen respecto al papel de Trotsky en 1917 fue escrito por Stalin en Pravda 16 de noviembre de 1918:

Todo el trabajo práctico relacionado con la organización de la revuelta fue hecho bajo el mando directo del camarada Trotski, el presidente del soviet de Petrogrado. Se puede decir con certeza que el partido tiene una deuda de primera magnitud con el camarada Trotsky por la rápida concienciación de la guarnición hacia el bando de los soviet y por la manera tan eficiente en la cual fue organizado el trabajo del Comité Militar Revolucionario.

Posteriormente, en 1924, el mismo Stalin creó un mito referente a la así llamada «Central del Partido», de la cual supuestamente dirigía todo el trabajo práctico referente a la revuelta y que consistía en un grupo integrado por él mismo, Sverdlov, Dzerzhinsky, Uritski y Bubnov. Ninguna evidencia se ha encontrado, sin embargo, respecto a las actividades de esta Central, que en cualquier caso, de haber existido, habría estado subordinada al Consejo Militar Revolucionario comandado por Trotsky.

Durante la Guerra Civil Rusa y la guerra polaco-soviética, Stalin fue comisionado político en el Ejército Rojo en diversos frentes. El primer cargo de gobierno de Stalin fue el de Comisario del Pueblo de Asuntos Nacionales (1917–1923).

Tuvo también el cargo de Comisario del Pueblo para la Inspección de los Trabajadores y Campesinos (1919–1922), de miembro del Consejo Militar Revolucionario de la República (1920-1923) y miembro del Comité Central Ejecutivo del congreso de los soviet a partir de 1917.

Poder total

El 3 de abril de 1922, Stalin fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de todas las Rusias, un cargo que él posteriormente transformó en el más poderoso del país. En aquella época, esta posición se veía como un cargo menor dentro de la estructura partidaria (ocasionalmente en el partido se referían a Stalin como el «camarada archivista»), sin embargo este cargo asociado con el liderazgo que tenía sobre la Oficina Organizativa del Comité Central del Partido (Orgburó), dio a Stalin una base de poder suficientemente fuerte como para permitirle instalar a sus aliados en los puestos claves del partido.

La acumulación de poder por parte de Stalin tomó al moribundo Lenin por sorpresa, quien, en sus últimos escritos, hizo llamamientos para que el XII Congreso del Partido Bolchevique apartara al «rudo» Stalin. Sin embargo, estos intentos no prosperaron debido a que los documentos preparados por Lenin fueron ocultados por Stalin y sus eventuales aliados, a sabiendas de que Lenin se encontraba en esos momentos enfermo e imposibilitado de participar en el Congreso.

Después de la muerte de Lenin en enero de 1924, Stalin, Kámenev y Zinóviev tomaron el control del partido situándose en un punto que ideológicamente estaba entre Trotsky (a la izquierda del partido) y Bujarin (a la derecha). Durante este período, Stalin abandonó el tradicional énfasis bolchevique respecto a la revolución internacional en favor de una política de construir el «socialismo en un solo país», en contraste a la teoría de Trotsky de la revolución permanente.

En la lucha por el liderazgo una cosa era evidente: quien terminara comandando el partido tenía que ser considerado muy leal a Lenin. Por eso, la actitud de cada uno ante su muerte fue determinante en los posicionamientos dentro del Partido: Stalin organizó su funeral y pronunció un discurso manifestando una lealtad imperecedera con Lenin, a la vez que impidió mediante engaños que Trotsky asistiera. Stalin también acusó a Trotsky de haberse unido a los bolcheviques justo antes de la revolución, e hizo públicos los desacuerdos que este había tenido con Lenin en la etapa previa a la revolución.

Las imágenes soviéticas correspondientes a este período fueron posteriormente trucadas, eliminando con fotomontajes y técnicas similares a los opositores a Stalin (principalmente Trotsky).

La base fundamental del ascenso al poder de Stalin fue el control del aparato administrativo del estado, en un país en el cual la escasez era la regla, tras la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil. A su vez, la política de Stalin de pregonar el llamado «socialismo en un solo país» era visto como un antídoto optimista con respecto a la guerra, en contraste a la posición de la «revolución permanente» de Trotski.

El método de Stalin era la designación de Secretarios que le respondieran personal e incondicionalmente, y la manipulación de sus oponentes logrando poner a unos contra los otros, usando el método de dividir para gobernar.

Inicialmente, Stalin formó una troika junto a Zinóviev y Kámenev contra Trotsky. Una vez que Trotski había sido eliminado de la pugna por el poder político, Stalin se unió con Bujarin y Rýkov contra Zinóviev y Kámenev, recordando a todos el voto de estos últimos contra la insurrección en 1917. Zinóviev y Kámenev entonces, se unieron con la viuda de Lenin, Krupskaya, formando la "oposición unida" en julio de 1926.

En 1929, durante el XV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Trotsky y Zinóviev fueron expulsados del partido y Kámenev perdió su puesto en el Comité Central. Stalin pronto se volvió contra la oposición derechista representada por sus aliados del momento, Bujarin y Rýkov.

Uno de los argumentos predilectos de Stalin para atacar a otros miembros del Partido, fue la lucha contra la existencia de facciones, que habían sido prohibidas temporalmente en el Partido Bolchevique durante la Guerra Civil, pero que formaban parte de la historia del bolchevismo.

De los Kulaks a los planes quinquenales

Habiendo también derrotado a la "oposición de derecha" de Bujarin, Stalin comenzó los planes de colectivización e industrialización. En este camino es de destacar la deskulakización, que trajo como consecuencia la expropiación masiva de las tierras explotadas por los hacendados capitalistas (kulaks), lo cual causó una reducción de la producción de cereales y una gran hambruna en Ucrania que supuso la muerte de varios millones de ucranianos (ver Holodomor); según el gobierno soviético, «fue una medida necesaria para acabar con la retención y sabotaje de productos que ilegalmente practicaban los kulaks». Los muertos por la hambruna ascendieron a un número difícil de determinar, sin embargo, diversos historiadores calculan que fueron entre cinco y seis millones de personas.

Con esto, puede decirse que Stalin ya había ganado el control completo sobre el partido y sobre el país. Sin embargo Stalin temía que aún quedaran grupos de oposición dentro del partido, por lo que decidió destituir a los miembros en los que no pudiera confiar, en especial a la oficialidad del ejército rojo.

Servicios secretos y de inteligencia

Stalin también incrementó vastamente las actividades de inteligencia extranjera de la NKVD. Bajo sus instrucciones, la inteligencia soviética comenzó a crear redes de información en la mayoría de los países del mundo, incluyendo Alemania, Gran Bretaña, Francia, Japón y los Estados Unidos. Stalin hizo un gran uso de la Internacional Comunista con el fin de infiltrar agentes. Un claro ejemplo del éxito de las actividades de la inteligencia soviética es la temprana pérdida de los Estados Unidos del monopolio de las armas atómicas.

Stalin y los cambios en la sociedad soviética

Industrialización

La Primera Guerra Mundial, la Guerra civil rusa, la intervención por parte de 14 potencias extranjeras luego de la toma del poder por los bolcheviques y la misma revolución, tuvieron un efecto devastador en la economía del país.

La producción industrial de 1922 fue un 13% menor que de la de 1914. Bajo la Nueva Política Económica (NEP), impulsada por Lenin ante la situación apremiante, que permitía cierto grado de flexibilidad en el mercado dentro del contexto del socialismo, se produjo una recuperación. Agotada la NEP, esta política fue reemplazada por un sistema centralizado y sujeto a los planes quinquenales a partir de 1928. Estos planes perseguían ambiciosos programas de industrialización y de colectivización y estatización de la agricultura.

El objetivo de la industrialización era tanto reacondicionar las viejas fábricas y empresas industriales, de tecnología atrasada y en estado de práctico abandono, como construir una poderosa industria pesada. La industrialización era considerada fundamental en la construcción del socialismo, ya que garantizaría la alianza obrera-campesina como base de la dictadura del proletariado, la defensa de la URSS y elevaría notablemente el nivel de vida de la población.

Sin capitales iniciales, escaso comercio internacional y virtualmente sin infraestructura moderna, el gobierno de Stalin financió la industrialización a partir de la ganancia obtenida por las fábricas y empresas del Estado, por el comercio, los bancos y el transporte.

En 1926-1927, se invirtieron en la industria cerca de mil millones de rublos; tres años después, se pudieron invertir ya en ella unos 5.000 millones.

La década de 1930 consiguió la producción por primera vez en la historia de la Unión Soviética, de una amplia gama de nuevos productos, entre los cuales se destacaban motocicletas, relojes y cámaras fotográficas, como asimismo las máquinas y herramientas necesarias para producir estos y otros bienes. En la industria química se produjo el desarrollo de la industria de los plásticos, en metalurgia se desarrollaron nuevos tipos de aleaciones de alta calidad y diversos metales no ferrosos fueron manufacturados por primera vez.

También mejoró notoriamente la escala y la eficiencia con la cual se fabricaban los productos existentes. En la industria del hierro y del acero, hacia fines de la década de 1930, el tamaño promedio de los nuevos hornos de fundición era un 40% mayor con respecto a aquellos de solo 10 años antes. Muchas innovaciones estaban basadas exclusivamente en desarrollos técnicos locales. En la industria aeronáutica, por ejemplo, los ingenieros soviéticos produjeron aviones que eran comparables a diseños extranjeros; en la industria militar, por su parte, se desarrollaron tanques que no tenían equivalentes en el mundo occidental. La Unión Soviética fue también el primer país en producir goma sintética de polibutadieno.

Colectivización de la agricultura

El gobierno de Stalin promovió la colectivización de la agricultura con el fin de aumentar la producción agrícola a partir de granjas mecanizadas en gran escala, lo que permitía mantener a los campesinos bajo un control político más directo y para que la recaudación de impuestos fuera más eficiente. La colectivización significó cambios sociales drásticos en una escala nunca vista desde la abolición de la servidumbre en 1861.

La colectivización forzada de la agricultura comenzó a inicios de los años 1930, formándose la asociación obligatoria de todas las granjas en los llamados Koljós, una estructura fuertemente centralizada. La supresión de los derechos de propiedad sobre la tierra fue una consecuencia de la forma como se decidió resolver el antiguo conflicto de la lucha de clases. Además, de acuerdo a la visión económica de la época, los koljos debían trabajar con mayor eficiencia debido a la aplicación de tecnología y a la división del trabajo. En los primeros años de la colectivización se estimaba que la producción agrícola e industrial debería aumentar un 200% y un 50% respectivamente; sin embargo la producción agrícola disminuyó.

Los campesinos ricos, los llamados kulaks, con independencia de si resistían o no los cambios impuestos y la colectivización, eran puestos a trabajar directamente en los campos, o bien eran relegados a Siberia y al oriente del país.

La política de industrialización de la agricultura seguida por Stalin requirió grandes cantidades de equipamiento y maquinaria, que se consiguió al exportar trigo y otros bienes agrícolas al extranjero. Los koljos fueron obligados mediante planes específicos a entregar al Estado su producción agrícola. Estas medidas trajeron como consecuencia una drástica caída en la calidad de vida de los campesinos y la producción agrícola.

Consolidación internacional e interna

Para evitar el aislamiento del régimen soviético, decidió la entrada de la URSS en la Sociedad de Naciones (1934), y la aproximación a Gran Bretaña y Francia. En política interior trató de eliminar cualquier tipo de oposición: entre 1936 y 1938 organizó procesos (procesos de Moscú) y deportaciones contra los principales mandos militares y contra toda oposición en el seno del Partido y del Estado. Basándose en los datos suministrados tras la perestroika, documentados por el Gulag, fueron detenidas más de 1.300.000 personas por motivos políticos. De ellas casi 700.000 fueron fusiladas. Durante su gobierno inició un controvertido programa para rusificar a los diferentes estados de la URSS, enviando rusos a las distintas repúblicas soviéticas para que se casaran con los locales y así aumentar y mantener el porcentaje de rusos en la región.

Por otra parte, ya durante el primer período stalinista, antes incluso de la década de 1930, amplios sectores de la sociedad soviética aceptaron con optimismo los grandes avances de la Revolución. Rusia era el único país del mundo donde a las mujeres se les pagaba lo mismo que a los hombres por un trabajo similar. También en este primer período, existían grandes facilidades para obtener un divorcio o abortar.

Segunda Guerra Mundial

El 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética y Alemania firmaron en Moscú un pacto de no agresión, en el que además, en un protocolo adicional secreto, se dividía a Europa oriental y central en esferas de influencia soviética y alemana, estableciendo también directrices para la partición de Polonia entre ambos Estados. También en ese protocolo se concedió a Stalin carta blanca para intervenir en Finlandia y en los países bálticos.

Una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, y considerando Hitler que la caída de Inglaterra era inminente, ordenó atacar a la Unión Soviética, haciendo del pacto letra muerta. El 18 de diciembre de 1940, el mando alemán decidió que la invasión a la URSS (operación Barbarroja) se realizaría en abril de 1941, pero solo se pudo concretar el 22 de junio de ese año, cuando se inició el ataque a territorio soviético con más de 3.000.000 de soldados alemanes. La invasión tomó por completa sorpresa a Stalin a pesar de que tenía suficientes antecedentes a través de su espía Richard Sorge de que esta era inminente.

Stalin se encerró en el Kremlin en una aparente depresión y falta de liderazgo y solo reaccionó 10 días más tarde, para retomar el control con mano firme.

Stalin, desesperado por la invasión germánica, decidió suspender la campaña ateizante y permitir el resurgimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa, para que el pueblo soviético creyente se uniera a la lucha, "olvidando" por un tiempo el obligado ateísmo del PCUS. Increíblemente y en forma insospechada para los alemanes, el pueblo ruso se unió en pos de su figura, a excepción de territorios ucranianos.

El Ejército Rojo, muy debilitado por las purgas de fines de los 30, se encontraba virtualmente sin mando competente, por lo que las fuerzas alemanas avanzaron rápidamente por las llanuras occidentales de la URSS. Hitler predecía que la guerra con el gigante ruso duraría a lo más 6 meses y que el pueblo ruso mismo eliminaría a Stalin. Stalin se hizo nombrar Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo con lo que en la práctica se convirtió oficialmente en el Jefe del Estado. Las medidas iniciales de Stalin por contener la invasión alemana fueron ineficaces y no pudieron detener el avance de las fuerzas blindadas de Hitler que penetraban profundamente en territorio soviético. Si bien en un comienzo Stalin se mostró dubitativo e irresoluto por el súbito y contundente ataque de los alemanes, pronto empezó a tomar el control de la situación y se autonombró Supremo Comandante en Jefe del Ejército Rojo. A diferencia de Hitler, Stalin dio cierta autonomía a sus generales en la toma de decisiones e hizo traer desde la frontera a algunos de sus mejores generales, como Zhúkov y Vatutin, permitiendo además el envío desde los frentes orientales de miles de tropas siberianas entrenadas ya en el combate con los japoneses.

Durante la Batalla de Smolensk, su hijo Yákov Dzhugashvili fue capturado: Stalin supo de esta situación pero permaneció indiferente a la suerte corrida por su hijo. Yákov permaneció anónimo en el campo de concentración de Sachsenhausen hasta que fue delatado. Se le intentó adoctrinar para la propaganda alemana pero no cambió de bando. Entonces se decidió su canje por el mariscal Friedrich Paulus, pero Stalin se negó. Yákov moriría en extrañas circunstancias el 15 de abril de 1943 en el mismo campo. Stalin jamás demostró públicamente algún tipo de consideración por la suerte corrida por Yákov.

Se mantuvo en Moscú en el invierno de 1941, cuando los alemanes amenazaban la ciudad (42 km), y organizó allí un contraataque soviético. Al año siguiente, 1942, tuvo éxito al mantener la estratégica ciudad de Stalingrado, última defensa de la zona petrolera de Crimea, pese a la enorme cantidad de bajas entre sus hombres (Stalin, a través de sus comisarios políticos, ordenó disparar contra sus propios soldados si estos se retiraban de un combate al considerarlos desertores) y posteriormente (1943) también derrotó al ejército alemán en la batalla de Kursk con lo que todo el curso de las acciones militares tuvo un cambio, siendo ahora los soviéticos los que obligaban a retirarse a los alemanes. Así, en mayo de 1945, las fuerzas de Stalin fueron las primeras en entrar a Berlín, forzando el suicidio de Hitler y la capitulación alemana.

En su papel de comandante en jefe, Stalin procuraba siempre mantener un control personal pero flexible en el mando, sobre todo el frente de batalla, las reservas militares y la economía de guerra. Esta actitud no se mostró eficaz, ya que dejaba en un solo hombre todas las decisiones, pero luego Stalin fue aprendiendo de sus errores y empezó a delegar decisiones militares al contrario de su rival, Hitler, quien monopolizó el mando.

Como Jefe de Estado, Stalin participó en varios encuentros con los líderes aliados, como el llamado de "los tres grandes", con Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt en Teherán (1943) y en Yalta (1945), en las que logró el reconocimiento internacional de una esfera de influencia soviética en la Europa del Este y mostrándose como un formidable negociador según el propio secretario del exterior británico, Sir Anthony Eden. Asimismo, el 4 de septiembre de 1943, se reunió con 3 metropolitas de la Iglesia para restablecer el Santo Sínodo y convocar al Concilio Episcopal para elegir como Patriarca de Moscú a uno de los tres anteriores (Sergéi) 5 días después, por primera vez en 17 años.

Un hecho de este período que refleja su «culto a la personalidad» es que se autoconcedió el honor de Héroe de la Unión Soviética, a pesar que este solo lo recibían los soldados en combate. Se sentía amenazado por la popularidad de Zhúkov, al que acusó de usar ese triunfo a su favor y lo terminó degradando.

Posguerra (1945-1953)

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Stalin fue visto como el gran líder que había conducido al pueblo soviético a la victoria en su lucha contra la Alemania Nazi. A finales de la década de los años 40, el patriotismo ruso fue en ascenso debido a los éxitos propagandísticos. Por ejemplo, algunas invenciones y descubrimientos científicos fueron reclamados por la propaganda rusa. Ejemplos de ello son la caldera, reclamado por el padre y el hijo de la familia Cherepanov; la lámpara incandescente, por Yablochkov Lodygin; la radio, por Popov; Y el avión, por Mozhaysky. Continuaron sus políticas represivas (incluso en los territorios recién anexionados), pero nunca llegaron a los extremos de la década de 1930.

Internacionalmente, Stalin vio la consolidación del poder como un paso necesario para proteger a la Unión Soviética, rodeándolo de gobiernos amistosos, como un cordón sanitario contra posibles invasiones. Mientras que "Occidente" buscó un modelo similar de protección contra la expansión comunista. Estas políticas condujeron a una estabilidad, donde el éxito de la agresión soviética dependería de la cooperación entusiasta de las naciones satélite.

Stalin había tenido la esperanza de que la retirada y la desmovilización de EE. UU. darían lugar a un aumento de la influencia comunista, especialmente en Europa. Cada una de las partes veía las acciones defensiva de la otra como provocaciones desestabilizadoras y estos dilemas de seguridad desgastaron las relaciones entre la Unión Soviética y sus ex-aliados occidentales de la Segunda Guerra Mundial y dio lugar a un prolongado período de tensión y la desconfianza entre el Este y Occidente conocido como la Guerra Fría (véase Telón de acero).

El Ejército Rojo terminó de manera exitosa la Segunda Guerra Mundial ocupando gran parte del territorio que había sido ocupado anteriormente por los países del Eje.

En Asia, el Ejército Rojo invadió Manchuria en el último mes de la guerra y también tomó el control de Corea cerca de Paralelo 38. En China, Mao Zedong del Partido Comunista de China, receptivo a recibir el apoyo soviético, derrotó al prooccidental y proamericano Partido Nacionalista Chino, en la Guerra Civil China.

Los comunistas controlaron la mayor parte de China, mientras que los nacionalistas se refugiaron en un pequeño estado en la isla de Formosa (actualmente Taiwán). La Unión Soviética reconoció pronto las hazañas de Mao poco después de la fundación de la República Popular de China, que es considerada como un nuevo aliado. La República Popular reivindicó Taiwán, a pesar de que nunca ha celebrado su autoridad en la isla.

La relaciones diplomáticas con China alcanzaron un punto culminante con la firma del Tratado chino-soviético de Amistad y Alianza en 1950. Ambos países proporcionaron apoyo militar a un nuevo estado en Corea del Norte. En 1950, después de varios conflictos fronterizos, estalló la guerra entre el nuevo estado y EE. UU. y sus aliados de Corea del Sur, comenzando la Guerra de Corea.

En Europa existían zonas de ocupación soviética, tanto en Alemania como en Austria. Hungría y Polonia estaban prácticamente ocupadas militarmente. Desde 1946 a 1948 fueron elegidos en Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria gobiernos de coalición integrados por comunistas, así también los movimientos comunistas accedieron al poder en Yugoslavia y Albania.

Estas naciones se conocieron como el Bloque del Este o Bloque Comunista. Gran Bretaña y los Estados Unidos apoyaron la lucha contra los comunistas en la Guerra Civil Griega y los soviéticos sospechosos de apoyar a los comunistas griegos, aunque Stalin se abstuvo de involucrarse en Grecia, despidiendo a la circulación prematuramente. Albania siguió siendo un aliado de la Unión Soviética, pero Yugoslavia rompió con la URSS en 1948.

Ambas superpotencias vieron a Alemania como país clave. En represalia a la formación de Trizonia occidental, Stalin decidió tomar medidas.

Gracias a la información del agente británico Donald Maclean Duart y otros agentes de espionaje británicos y norteamericanos, Stalin era perfectamente conocedor de que los Estados Unidos no había procedido a la producción masiva de armas atómicas, de hecho, ni siquiera habían producido ninguna desde Nagasaki. Un gran número habría sido necesario para destruir a las fuerzas comunistas, ya fuera en Europa o el Lejano Oriente. Por lo tanto, ordenó un bloqueo en Berlín, que estaba bajo el dominio británico, francés, EEUU y la ocupación, a prueba de las potencias occidentales.

El Bloqueo de Berlín fracasó debido a la masiva campaña de reabastecimiento aéreo, denominado Luftbrücke, llevado a cabo por las potencias occidentales. En 1949, Stalin reconoció la derrota y puso fin al bloqueo. Después de la formación de Alemania Occidental por la unión de las tres zonas occidentales de ocupación, los soviéticos declararon en 1949, Alemania Oriental país independiente, bajo un gobierno comunista.

Stalin originalmente apoyó la creación de Israel en 1948. La Unión Soviética fue uno de los primeros países en reconocer el nuevo país. Golda Meir llegó a Moscú como el primer embajador de Israel en la Unión Soviética de ese año. Pero más tarde cambió de opinión y salió contra Israel.

Al contrario que la política de Estados Unidos de armamento restringido (limitado equipo fue proporcionado por la infantería y las fuerzas de policía) a Corea del Sur, Stalin también ampliamente armados por Kim Il Sung en Corea del Norte, el ejército y las fuerzas aéreas con equipamiento militar (incluido los Tanques T-34/85) y "asesores" muy por encima de lo que se requería para fines defensivos), con el fin de facilitar a Kim (ex oficial de la Unión Soviética) una conquista del resto de la península coreana. Pilotos soviéticos volaron en aviones soviéticos desde bases chinas contra aeronaves de las Naciones Unidas en defensa de Corea del Sur. Investigaciones en la Unión Soviética, posteriores a la guerra fría han revelado que la guerra de Corea fue iniciada por Kim Il Sung con la autorización expresa de Stalin.

En los últimos años de vida de Stalin, una de sus últimas grandes iniciativas de política exterior fue la Nota de Stalin de 1952 para la reunificación alemana y la no intervención de las superpotencias en Europa central, pero Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos sospecharon de la propuesta y rechazaron la oferta.

Guerra fría

Reforzado por la victoria, Stalin negoció con los aliados (Estados Unidos y Gran Bretaña) el orden internacional de la posguerra (Conferencias de Yalta y Potsdam, 1945), obteniendo el reconocimiento de la URSS como gran potencia (con derecho de veto en la ONU, por ejemplo). Los aliados tuvieron que aceptar la influencia soviética en Europa central y oriental, donde Stalin estableció un cordón de «Repúblicas populares» satélites de la URSS.

Stalin mantuvo la inercia de la guerra, retrasando la desmovilización de su ejército hasta el momento en que pudo disponer de armas atómicas (1953). La resistencia norteamericana a sus planes dio lugar a la «Guerra Fría», clima de tensión bipolar a escala mundial entre un bloque comunista y un bloque occidental capitalista, que perduraría hasta la desaparición de la URSS.

Últimos meses y muerte

A partir de 1950 la salud de Stalin, que ya tenía 70 años de edad, empezó a flaquear. Su memoria fallaba, se agotaba fácilmente y su estado general empeoró. Vladímir Vinogradov, su médico personal, le diagnosticó una hipertensión aguda. Vinogradov propuso un tratamiento a base de pastillas o inyecciones y recomendó a Stalin que abandonase o al menos redujese sus funciones en el gobierno. Sin embargo Stalin se negó a tomar ningún tipo de medicamento, a dejar ninguna tarea y además despidió a Vinogradov.

En octubre de 1952 se celebró el XIX Congreso del PCUS. En él Stalin insinuó sus deseos no belicistas y no intervencionistas en el resto del mundo, tal y como ya habría publicado en su anterior Nota. Sin embargo Malenkov hizo un discurso oficial en el cual reafirmaba que para la URSS era vital estar presente en todos los conflictos internacionales apoyando las revoluciones socialistas. Por primera vez en muchos años, el Congreso apoyó las intenciones de Malenkov y no las de Stalin. Jean-Paul Sartre afirma que Stalin, sin alterarse, clausuró el Congreso con un breve discurso cuyo epílogo fue "¡Abajo los fomentadores de la guerra!".

Si bien este revés político era demasiado modesto como para amenazar su poder, tras el XIX Congreso Stalin tomó la determinación de reanudar las purgas. Su paranoia, adormecida tras la II Guerra Mundial, aumentó tras recibir una carta de la doctora Lidia Timashuk, una especialista del Policlínico del Kremlin. En esta misiva, la doctora Timashuk acusaba a Vinogradov y a otros ocho médicos de origen judío de estar recetando tratamientos inadecuados a altos mandos del Partido y del Ejército, a fin de acabar con sus vidas. Sin esperar a recibir ninguna otra prueba, Stalin ordenó el arresto de los nueve médicos y aprobó que fuesen torturados hasta confesar. Dos de los acusados fallecieron durante los interrogatorios y los siete supervivientes acabaron firmando el texto que sus interrogadores pusieron sobre la mesa. Además Stalin hizo publicar en el diario Pravda que los servicios de seguridad habían estado "torpes" en descubrir lo que bautizó como La Conspiración de los Médicos, y que había sido él mismo quien la había desactivado.

Stalin multiplicó en estas fechas sus apariciones en público, visitaba las sedes del partido, hablaba con responsables de los distintos departamentos y nunca dejaba traslucir sus pensamientos. A finales de enero de 1953 su secretario privado desapareció sin dejar rastro. Poco después, el 15 de febrero, el jefe de sus guardaespaldas fue ejecutado sumariamente en lo que se dijo había sido una "muerte prematura". Este comportamiento aterrorizó a los miembros del Politburó, sobre todo a los más veteranos, que quedaron convencidos de que una nueva purga estaba ya en marcha. A partir de aquí, existen dos versiones sobre la muerte de Stalin.

La primera de ellas, versión oficial y hasta ahora la más verosímil, relata que la noche del sábado 28 de febrero de 1953 Stalin celebró una reunión en Kúntsevo con su círculo interno, formado por Beria, Malenkov, Jrushchov y Nikolái Bulganin. En dicho encuentro los cinco hombres vieron una película y después disfrutaron de una tardía cena. Los invitados se retiraron a las cuatro de la madrugada, cuando Stalin se fue a dormir.

La otra versión, defendida por historiadores como Iliá Erenburg y Víktor Aleksándrov, indica que esta reunión no tuvo nada de amistoso: A ella habrían sido invitados también Lázar Kaganóvich y Voroshílov, que se habrían enzarzado en una discusión con Stalin exigiéndole la liberación de los médicos. La respuesta del dictador habría sido gritar que eran todos unos traidores, lo que significaba de facto una sentencia de muerte. Los dos miembros del Politburó habrían roto entonces sus carnés del partido y Stalin, fuera de sí, habría abandonado la reunión para encerrarse en su dormitorio.

Sea como fuere, la realidad es que al día siguiente Stalin no salió de su cuarto y no llamó ni a los criados ni a los guardias. Nadie se atrevió a entrar en su habitación hasta que, sobre las diez de la noche del domingo 1 de marzo, su mayordomo abrió la puerta y le encontró tendido en el suelo, vestido con la ropa que llevaba la noche anterior y sin apenas poder hablar. Se llamó a los miembros del Politburó, que lentamente fueron acudiendo a la dacha de Stalin, pero nadie llamó a un médico. Finalmente, pasadas 24 horas, Beria hizo venir a algunos doctores que dictaminaron que Stalin había sufrido una apoplejía y había caído fulminado.

La agonía de Stalin se alargó varios días más. En ocasiones abría los ojos y miraba furibundamente a quienes lo rodeaban. Se cuenta que en estos momentos Beria le cogía de la mano y le suplicaba que se recuperase, pero cuando volvía a desvanecerse le insultaba y le deseaba una dolorosa muerte. El día 4 aparentó una súbita mejoría y una enfermera comenzó a darle de beber leche con una cuchara, lo que hizo que el enfermo señalase un cuadro que había sobre la cabecera de su cama, donde una niña daba leche a una oveja. En ese momento, sufrió un nuevo ataque y entró en coma. Los médicos que atendían a Stalin le practicaron reanimación cardiopulmonar en las diversas ocasiones en que se le detuvo el corazón, hasta que finalmente a las 22:10 del día 5 de marzo no consiguieron reanimarle. Según algunos testigos, los enfermeros siguieron esforzándose hasta que un lacónico Jrushchov dijo: "Basta, por favor... ¿No ves que está muerto?".

Muchos años después de la caída de la Unión Soviética se han vuelto a estudiar las circunstancias que rodearon la muerte de Stalin. No faltan autores como el historiador ruso Vladímir P. Naumov o Jonathan Brent (catedrático de Historia en Yale), que afirman que fue envenenado por Beria, quien al poco de su muerte llegó a decir ante el Politburó: "Yo le maté, le maté y os salvé a todos" (según relata el propio Nikita Jrushchov en sus memorias). Sin embargo esta tesis nunca ha sido demostrada ni reconocida, como tampoco la del posible enfrentamiento final entre Stalin y el Politburó. De este modo, la causa oficial de su muerte sigue siendo una apoplejía provocada por su hipertensión.

Revisionismo

Después del fallecimiento de Stalin, el nuevo Secretario General del PCUS Nikita Jruschov, inició un proceso por el cual se denunció el eufemístico "Culto a la persona". Esto dio inicio al proceso político conocido como desestalinización, por el cual se denunciaron los crímenes cometidos por Stalin en contra del Estado Soviético y el Partido Comunista. Su punto culminante sucedió durante el XX Congreso del PCUS en 1956, en el cual Jruschov pronunció al cierre del mismo, el conocido Discurso Secreto.

Número de víctimas

Los primeros investigadores en intentar contar el número de personas muertas bajo el régimen de Stalin se vieron obligados a depender en gran medida a las pruebas anecdóticas. Sus estimaciones variaban de 3 a 60 millones.[16] Después de la disolución de la Unión Soviética en 1991, las evidencias de los archivos soviéticos se hicieron disponibles. De acuerdo con los registros alrededor de 800.000 presos fueron ejecutados por el régimen de Stalin por delitos políticos o penales, mientras que alrededor de 1,7 millones murieron en gulags y unas 390.000 perecieron durante reasentamientos forzosos - un total de alrededor de 3 millones de víctimas. Según los más bajistas durante el mandato de Stalin cerca de 5 millones de personas fueron encarceladas o obligadas a trabajos forzados, un millón habia sido ejecutada y 2 millones perecieron en trabajos forzados.

El debate continúa, sin embargo, puesto que algunos historiadores creen que el archivo contiene ser cifras poco fiables. Por ejemplo, sostiene Gellately que los muchos sospechosos torturados hasta la muerte mientras estaban en "custodia de investigación" es probable que no se hayan contado entre los ejecutados. Asimismo, existen categorías de víctimas que no fueron registradas de forma correcta por los soviéticos, como las víctimas de las deportaciones étnicas, o transferencias de población alemana después de la Segunda Guerra Mundial.

Así, mientras que algunos investigadores han estimado el número de víctimas de las represiones de Stalin un total de 4 millones más o menos, otros creen que el número es considerablemente superior. El escritor ruso Vadim Erlikman, por ejemplo, hace las siguientes estimaciones: ejecuciones, 1,5 millones; gulags, 5 millones; deportaciones, 1,7 millones a 7,5 millones de deportados, y prisioneros de guerra y civiles alemanes, 1 millón, lo que hace un total de de alrededor de 9 millones de víctimas de la represión.

Algunos también han incluido los 6 a 8 millones de víctimas de la hambruna 1932-1933 como víctimas de la represión. Esta clasificación es controvertida sin embargo, como los historiadores difieren en cuanto a si la hambruna era una deliberada parte de la campaña de represión contra los kulaks, o simplemente un consecuencia no deseada de la lucha por la colectivización forzada.

Ciertamente, parece que un mínimo de alrededor de 10 millones de muertos - 4 millones por la represión millones y 6 millones de hambre - son atribuibles al régimen, con una serie de libros de reciente publicación que sugiere un probable total de alrededor de 20 millones.[23] Por ejemplo, agregar 6-8 millones de víctimas de la hambruna según Erlikman por encima de las estimaciones de muertes directas, daría un total de entre 15 y 17 millones de víctimas. El investigador Robert Conquest, mientras tanto, ha revisado su estimación inicial de hasta 30 millones de víctimas a 20 millones.[24] Otros siguen considerando que sus anteriores estimaciones mucho más altas, son correctas.[25]

Familia

La primera mujer de Stalin, Yekaterina Svanidze, murió en 1907, solo cuatro años después de su matrimonio. Tuvieron un hijo, Yákov Dzhugashvili, con el que Stalin no tuvo contacto desde la muerte de su madre.

Yákov intentó suicidarse sin éxito, sufriendo graves heridas, formó parte del Ejército Rojo y fue capturado por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Alemania ofreció a Stalin intercambiarlo por el general alemán Friedrich Paulus, rendido en Stalingrado, pero el dirigente sovietico no accedió, arguyendo que la Madre Patria Rusa no canjeaba soldados por mariscales de campo. Yákov murió oficialmente abatido en una valla por los guardias que custodiaban el campo de concentración, intentando escapar. Algunas personas afirman que se suicidó, pero esto no ha sido comprobado.

Su segunda mujer fue Nadezhda Alilúyeva fallecida en 1932. La causa oficial de su muerte fue una grave enfermedad, es posible que se suicidase disparándose tras una discusión con Stalin. Juntos tuvieron un hijo (Vasili) y una hija (Svetlana). Vassili consiguió rangos militares en la Fuerza Aérea Soviética, muriendo a causa del alcohol en 1962. Svetlana abandonó la URSS en 1967.

La madre de Stalin, a cuyo funeral no asistió él, murió en 1937. Se afirma que Stalin guardaba rencor a su madre por haberle obligado a ingresar en el seminario.

Stalin en la actualidad

En la actualidad el número de estalinistas se ha reducido considerablemente. En occidente Stalin es visto como un dictador tiránico y brutal, no obstante a ello se conservan varios partidos que se auto proclaman estalinistas.

Según una estudio denominado "El Nombre de Rusia" realizado en el año 2.008 por la televisión estatal Rossiya, sobre cuál era el personaje más popular ruso, Stalin se ubicaba en el puesto número 3º de la lista. En la encuesta votaron más de 50 millones de personas en un lapso de seis meses. El proyecto incluía una lista de 50 figuras históricas.

Fuentes bibliográficas

  • Sebag Montefiore, Simon, Llamadme Stalin. La historia secreta de un revolucionario, Crítica, Barcelona, 2008.

Véase también

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