Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

¡Ayúdanos! Inserta tus fotos

Primera Guerra Carlista

De Ateneo de Córdoba
Saltar a: navegación, buscar
Primera Guerra Carlista.jpg

La Primera Guerra Carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1833 y 1840 entre los partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón, conocidos como carlistas y de un régimen absolutista, y los de Isabel II, denominados cristinos por apoyar a la regente María Cristina de Borbón, cuyo gobierno fue originalmente absolutista moderado, y acabó convirtiéndose en liberal para obtener el apoyo popular.

Origen

La guerra la planteó Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, por la cuestión sucesoria, ya que había sido el heredero al trono durante el reinado de su hermano Fernando VII, debido a que éste, tras tres matrimonios, carecía de descendencia. Sin embargo, el nuevo matrimonio del rey y el embarazo de la reina abren una nueva posibilidad de sucesión.

En marzo de 1830, seis meses antes de su nacimiento, el rey publica la Pragmática Sanción de Carlos IV aprobada por las Cortes de 1789, que dejaba sin efecto el Reglamento de 10 de mayo de 1713 que excluía la sucesión femenina al trono hasta agotar la descendencia masculina de Felipe V. Se restablecía así el derecho sucesorio tradicional castellano, recogido en Las Partidas, según el cual podían acceder al trono las hijas del rey difunto en caso de morir el monarca sin hijo varones.

No obstante, Carlos María Isidro, no reconoció a Isabel como princesa de Asturias y cuando Fernando murió el 29 de septiembre de 1833, Isabel fue proclamada reina bajo la regencia de su madre. María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, y Carlos en el Manifiesto de Abrantes mantuvo sus derechos dinásticos, llevando al país a la Primera Guerra Carlista.

La cuestión dinástica no fue la única razón de la guerra. Tras la Guerra de la Independencia, Fernando abolió la Constitución de 1812, pero tras el Trienio Liberal (1820-1823), Fernando VII no volvió a restaurar la Inquisición, y en los últimos años de su reinado permitió ciertas reformas para atraer a los sectores liberales, que además pretendían igualar las leyes y costumbres en todo el territorio del reino eliminando los fueros y las leyes particulares, al tiempo los sectores más conservadores se agrupaban en torno a su hermano Carlos.

Contendientes

El campo y las pequeñas ciudades del País Vasco y Navarra apoyaron mayoritariamente al pretendiente Carlos debido a su tradicionalismo, gracias al apoyo que le dio el bajo clero local. Muchos autores han especulado con la posibilidad de que la causa carlista en el País Vasco y Navarra fuese fundamentalmente foralista. No existe consenso en este análisis, puesto que otros autores rebaten esta interpretación, haciendo la principal razón del apoyo vasconavarro al influjo del clero en la sociedad.

En Aragón y Cataluña se vio como una oportunidad de recuperar sus derechos forales, perdidos tras la Guerra de Sucesión Española. La jerarquía eclesiástica se mantuvo ambigua, aunque una parte importante del clero (como por ejemplo el famoso Cura Merino) se unió a los carlistas.

En el otro bando, los liberales y moderados se unieron para apoyar a María Cristina y a su hija Isabel. Controlaban las principales instituciones del Estado, la mayoría del ejército y todas las ciudades importantes. Los liberales recibieron apoyo del Reino Unido, Portugal y Francia en forma de créditos para el tesoro y de fuerzas militares. Los británicos enviaron la Legión Auxiliar Británica, cuerpo de voluntarios al mando del general George Lacy Evans, en tanto que la Royal Navy realizaba funciones de bloqueo. Los portugueses enviaron una división auxiliar bajo el mando del Barón das Antas y los franceses la Legión extranjera francesa además de colaborar en el control de la frontera y de las costas españolas.

La guerra

La guerra en el frente del norte

Inicios

Tras la muerte de Fernando VII el pretendiente Carlos nombró a Joaquín Abarca como ministro universal e hizo un llamamiento al ejército y a las autoridades para que se sumaran a su causa, pero con escasa repercusión. Internacionalmente tan sólo el rey Miguel I de Portugal lo reconoció, lo que llevó a la ruptura diplomática entre España y Portugal. En los primeros días de octubre se sucedieron las insurrecciones en varios puntos de España, protagonizadas por agrupaciones locales de Voluntarios Realistas, en general con poco éxito, excepto en el País Vasco, Navarra y Logroño, pero sin llegar a controlar más que por poco tiempo las ciudades de dichos territorios. Paradójicamente, las sublevaciones no tuvieron el apoyo del ejército. El general Ladrón de Cegama, sin mando en Valladolid (residencia de la Capitanía General de Castilla la Vieja), y el coronel Tomás de Zumalacárregui, retirado pero viviendo en la plaza fuerte de Pamplona, huyeron de sus lugares de residencia para pronunciarse sin arrastrar consigo fuerza alguna de las guarniciones de las plazas en las que se encontraban. La guerra se considera como comenzada cuando el general Ladrón de Cegama proclamó rey al infante don Carlos con el nombre de Carlos V el 6 de octubre de 1833 en Tricio (La Rioja), apoderándose con los voluntarios sublevados de Logroño y pasando a Navarra a unirse con los sublevados de esta provincia. La unión de estos voluntarios en Navarra fue el embrión de las tropas de las que se hizo cargo Tomás de Zumalacárregui y que hicieron posible que la guerra durase siete años.

Quesada - Zumalacárregui

Las fuerzas carlistas del norte quedaron centradas en la figura de Tomás de Zumalacárregui, que organizó en poco tiempo un ejército carlista en Navarra, al que también se unieron los carlistas vascos debilitados tras la expedición de Pedro Sarsfield.

Zumalacárregui equipó a sus hombres con armas tomadas a los ejércitos cristinos en el campo de batalla o en ataques contra fábricas o convoyes, y consciente de su inferioridad numérica y armamentística reprodujo la táctica guerrillera que conocía desde la Guerra de Independencia, amparándose en lo accidentado del relieve y en el apoyo de gran parte de la población civil. El 7 de diciembre de 1833, las diputaciones de Vizcaya y de Álava le nombraron jefe de las tropas de estas provincias. Muy popular entre sus soldados (le llamaban "Tío Tomás"), no dudó en mostrarse cruel en la represión de los liberales ni en emplear el terror para mantener controlado el territorio.

Rodil - Zumalacárregui

Durante el año 1834 se sucedieron las victorias carlistas en importantes acciones, como el asalto a un convoy de armas entre Logroño y Cenicero, las acciones de Alegría de Alava y Venta de Echavarri. Pero para los carlistas el año acabó con una derrota en la batalla de Mendaza y la prudente retirada en la batalla de Arquijas.

Espoz y Mina -Zumalacárregui

Pero en marzo y abril de 1835, con la Acción de Larremiar contra Francisco Espoz y Mina, Zumalacárregui volvió a participar con éxito.

Valdés - Zumalacárregui

Con la Acción de Artaza contra Gerónimo Valdés, Zumalacárregui deshizo la tropa cristina que se vio obligada a desmantelar todas las estratégicas guarniciones (Maeztu, Alsasua, Elizondo, Santesteban, Urdax, entre otras), quedando como únicas guarniciones las de las capitales de la provincias vascongadas, Pamplona y algunos puertos de la costa. El grueso del ejército cristino se retiró a la orilla sur del Ebro. Animado por sus éxitos militares y por la necesidad de obtener financiación y reconocimiento internacional, el pretendiente le ordenó tomar Bilbao, a pesar de la opinión contraria de Zumalacárregui, que hubiera preferido atacar Vitoria y desde allí abrirse camino hacia Madrid. La operación comenzó con éxito, al abrirse paso hacia Bilbao al vencer al general Espartero en el Puerto de Descarga, comenzando a sitiar la capital vizcaína el 10 de junio de 1835; pero herido cuando observaba las operaciones, falleció el 24 de junio de 1835

Fernández de Córdova - González Moreno

Tras la muerte de Zumalacárregui el mando lo recibió Vicente González Moreno, que levantó el sitio de Bilbao ante la aproximación de tropas liberales al mando de Luis Fernández de Córdova, quien pocos días después, lo venció en la batalla de Mendigorría.

Fernández de Córdova - Eguía

En octubre de 1835 Nazario Eguía asumió el puesto de general en jefe de las tropas carlistas en el País Vasco y Navarra. Durante su mandato el ejército carlista aumentó sus efectivos hasta llegar a los 36.000 hombres y su sucesor Bruno Villarreal, se caracterizó por fomentar las expediciones fuera del territorio carlista.

Fernández de Córdova - Villarreal

Bruno Villarreal se caracterizó por fomentar las expediciones fuera del territorio carlista.

Espartero - Villarreal

En octubre de 1836 tuvo lugar el segundo sitio de Bilbao, que fracasó a los cinco días y en noviembre un tercer intento que duró mes y medio y que fracasó ante la defensa de Baldomero Espartero,

Espartero - Príncipe Sebastián

El fracaso ante Bilbao de los carlistas provocó el nombramiento de Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza como general en jefe de los carlistas, el cual en marzo de 1837 venció a las tropas liberales en la batalla de Oriamendi. Mientras tanto los sectores más radicales del carlismo se habían hecho con el control político, acrecentado tras Expedición Real.

Espartero - Guergué

Juan Antonio Guergué se hizo con el mando del ejército hasta junio de 1838,

Espartero - Maroto

Tras la batalla de Peñacerrada, Guergué fue sustituido por Rafael Maroto, quien reorganizó el ejército y mandó fusilar en febrero de 1839 a Guergué y a otros militares acusados de conspirar en su contra al tiempo que intentaba conseguir del pretendiente la destitución de sus adversarios, por lo que fue destituido a su vez por Don Carlos, aunque poco días después fue restituido en su puesto por el pretendiente, que accedió a sus demandas.

Maroto negoció con el gobierno de Isabel II sin el apoyo del pretendiente y con la oposición de parte de sus tropas y el 29 de agosto de 1839 Espartero y los generales La Torre y Urbiztondo, representantes de Maroto, firman el Convenio de Oñate que puso fin a la guerra en el norte de España, confirmado con el conocido como abrazo de Vergara entre Maroto y Espartero el 31 de agosto. El 14 de septiembre de 1839 el pretendiente carlista y sus tropas que le permanecían fieles cruzaron la frontera francesa y la guerra terminó en el frente norte.

Frente de Castilla

En Castilla la Vieja, fue en Burgos y Soria dónde más éxito tuvo la insurrección, movilizando un total de 10.000 hombres al mando de Jerónimo Merino e Ignacio Alonso Cuevillas. En Cataluña, en abril de 1834, entró una partida procedente del Maestrazgo al mando de Manuel Carnicer pero fracasó. A pesar de eso se mantuvieron movilizadas numerosas partidas guerrilleras.

Frente Aragón y Valencia

El 13 de noviembre de 1833 los carlistas obtienen una importante victoria: Morella se subleva y enrola el estandarte de Carlos V. Carlos Victoria, comandante de la plaza de Morella, hace salir a las tropas de la ciudad con una treta. Cierra las puertas de la ciudad y junto con Rafael Ram de Viu (barón de Herbés) y Manuel Carnicer se suman al bando carlista. Pese a este acto las tropas gubernamentales se ponen en movimiento y mandan hacia Morella una importante columna dirigida por Horé. Los carlistas ante esa amenaza huyen de Morella en diciembre. Después el barón de Herbés y otros líderes carlistas son apresados en Calanda y fusilados el 27 de diciembre. Pese a esto la llama de la rebelión se había encendido en las tierras del Maestrazgo y el Ebro puesto que otros líderes como Carnicer, Quílez y Cabrera continuaron luchando.

Las partidas del Maestrazgo y Aragón eligieron a Manuel Carnicer como su jefe en febrero de 1834. Tras su fusilamento en abril de 1835 tomó el mando su segundo, Ramón Cabrera, quien dio ánimos a las fuerzas carlistas, pero sin que fuerzas fueran lo suficientemente numerosas como para obtener una victoria decisiva sobre las fuerzas liberales, de forma que en 1836 Evaristo de San Miguel conquistaba para los isabelinos Cantavieja. En 1837 Cabrera consigue reconquistar el territorio perdido y en enero de 1838 conquista Morella, a la que convierte en capital de su administración, extendiendo su territorio por Aragón, norte de Valencia y sur de Cataluña. Sin embargo, el fin de la guerra en el norte hizo que Espartero llegara a Zaragoza al frente de 44.000 hombres en octubre de 1839 y estableciera su cuartel general en Mas de las Matas. Cabrera consigue mantener la resistencia hasta el 30 de mayo de 1840 cuándo Espartero conquistó Morella y Cabrera se dirigió a Berga.

Frente de Cataluña

En Cataluña las numerosas partidas actuaban sin coordinación. El mando del Pretendiente envió un contingente de fuerzas del territorio carlista vasco-navarro, seleccionado entre los más experimentados batallones de los que disponía, en agosto de 1835 bajo el mando de Juan Antonio Guergué formado por 2.700 hombres con la misión de organizar el frente en Cataluña. Llegado a su destino Guergué, consiguió agrupar una numerosa fuerza, intentanto tomar Olot pero fracasando en el intento. Seguidamente Guergué organizó las tropas carlistas catalanas en un documento oficial que se enviaría al rey y a los cabecillas respectivos. En el mismo documento él pone de manifiesto que las tropas con las que cuenta son unas 19.000 descontando las traídas por él. Sin embargo estos datos son poco fiables debido a que dan un número alto de guerrillas no identificadas. Pese a esto el número debía ser muy alto.Tras la marcha de Guergué de Cataluña asumieron el mando Ignacio Brujó y Rafael Maroto. Éste estuvo poco tiempo (unos meses), creó confusión y tuvo muchas derrotas así que en diciembre de 1836 fue sustituido por Blas María Royo de León que había sido jefe del estado mayor de la expedición Guergué. Royo logró victorias importantes cómo el desastre de Oliver y la conquista de Solsona. En 1837 se hizo con el mando uno de los miembros de la Expedición Real, Juan Antonio de Urbiztondo, quien conquistó Berga en julio y la convirtió en la capital del carlismo catalán.

Los problemas entre la Junta de gobierno de Berga y Urbiztondo llevaron al nombramiento de José Segarra y posteriormente, en julio de 1838, al del Conde de España, que se esforzó en modernizar sus tropas al tiempo que se aproximaba a los sectores más radicales del carlismo, lo que provocó el descontento de la oficialidad carlista, que solicitaron su destitución al pretendiente, lo que consiguieron en octubre. La llegada de combatientes carlistas procedentes del frente norte tras la firma del Convenio de Oñate consiguió prolongar la guerra en Cataluña unos meses más hasta que las últimas tropas carlistas dirigidas por Cabrera cruzaron la frontera francesa el 6 de julio de 1840.

Castilla la Vieja y Castilla la Nueva

En ambas Castillas los movimientos carlistas también existieron. Fueron más importantes en Castilla la Vieja. En las zonas cercanas a las provincias Vascongadas y Navarra, los carlistas, bajo la presión de las tropas isabelinas, acabaron amparándose en los carlistas vasco-navarros, formando los batallones castellanos. Sus jefes más importantes fueron Balmaseda, Basilio García, Jerónimo Merino y Cuevillas. Organizaron correrías por el territorio controlado por el bando isabelino, llegando en ocasiones hasta La Mancha. Los húsares de Ontoria, una unidad selecta formada por expertos jinetes castellanos y dirigida por Balmaseda, fue la unidad más importante de caballería castellana que terminó combatiendo con Cabrera. No pudiendo cruzar el Ebro en la fase final al caer el Maestrazgo en manos de Espartero, intentaron huir a Francia dando el rodeo por Cuenca, Soria, Burgos, La Rioja y Navarra, desolando con sus tropelías y robos las poblaciones que atravesaban. Gran parte de ellos fueron finalmente interceptados en Navarra, cuando Cabrera hacía ya tiempo que se encontraba en Francia y, por lo tanto, la guerra había finalizado. Por ello fueron considerados como bandoleros y ejecutados.

En Castilla la Nueva los movimientos carlistas se centraron en Ciudad Real y en las zonas próximas a Cabrera (Cuenca y también Albacete). La partida más importante de la región fue la de los hermanos Palillos. Esta partida estaba formada por jinetes en su mayor parte y llegó a ser numerosa comparada con las demás partidas manchegas, que nunca fueron muy superiores a un par de centenares de hombres.

Expediciones carlistas

Desde el territorio vasco-navarro dominado por los carlistas se realizaron expediciones con dos objetivos principales: A) Fomentar la guerra en territorios en los que el carlismo tenía poca, incluso nula actividad. B) Deshacerse durante algún tiempo de contingentes a los que era problemático mantener inactivos el el frente vasco-navarro. Todas las expediciones realizadas tuvieron en común que fracasaron en su empeño y que los sobrevivientes regresaron al territorio del que habían partido.

  • Primera expedición de Basilio Garcia. 1834
  • Segunda expedición de Basilio Garcia. 1835
  • Expedición de Guergué. 1835
  • Tercera Expedición de Basilio García. 1836.
  • Expedición de Gómez. 1836

En junio de 1836 Miguel Gómez Damas, al frente de 3.000 hombres, parte desde Amurrio hacia Asturias y Galicia para alentar los focos carlistas allí establecidos, pero a pesar de que consigue entrar en Santiago de Compostela, no logra controlar ningún territorio. Por propia iniciativa de Miguel Gómez la expedición, en contra de las órdenes recibidas, se dirige en agosto hacia Andalucía dónde consigue tomar Córdoba y Almadén, y en diciembre de 1836 regresan al País Vasco.

  • Expedición Real. 1837

La Expedición Real, motivada por las negociaciones que se estaban realizando entre Carlos y María Cristina, salió en mayo de 1837 con 12.000 hombres al frente del pretendiente Carlos hacia Aragón, Valencia, Cataluña y finalmente Madrid, de dónde se retiraron de manera un tanto extraña, llegando al territorio carlista del norte en octubre de 1837. Tras la expedición Carlos marginó a los elementos más moderados del carlismo.

  • Expedición de Zaratiegui. 1837
  • Cuarta expedición de Basilio Garcia. 1837-1838
  • Expedición de Negri. 1839

Batallas y acciones

  • Acción de las Peñas de San Fausto. 19 de agosto de 1834. Vencen los carlistas de Zumalacárregui a Carandolet.
  • Acción de Alegría de Álava. 27 de octubre de 1834. Vencen los carlistas de Zumalacárregui sobre O´Doyle.
  • Acción de la Venta de Echavarri. 28 de octubre de 1834. Vencen los carlistas de Zumalacárregui sobre Osma.
  • Mendaza. 12 de diciembre de 1834. Vencen liberales de Córdova sobre Zumalacárregui.
  • Primera Batalla de Arquijas. 15 de diciembre de 1834. Indecisa.
  • Acción de Artaza. 20 al 22 de abril de 1835. Vencen los carlistas de Zumalacárregui sobre Jerónimo Valdés
  • Mendigorría. 16 de julio de 1835. Vencen liberales de Córdova sobre Gómez Moreno.
  • Arlabán. 16 a 17 de enero 1836. Indecisa.
  • Villarrobledo. 20 de septiembre de 1836.
  • Luchana. 24 de diciembre de 1836. Vencen liberales de Espartero.
  • Oriamendi. 10 al 16 de marzo de 1837. Vencen carlistas del infante Sebastián sobre Lacy Evans.
  • Huesca. 24 de mayo de 1837. Vencen carlistas del infante Sebastián sobre Iribarren.
  • Barbastro. 2 de junio de 1837. Vencen carlistas del infante Sebastián sobre Oráa.
  • Chiva. 15 de julio de 1837. Vencen liberales de Oráa sobre el infante Sebastián.
  • Villar de los Navarros. 24 de agosto de 1837. Vencen carlistas del infante Sebastián sobre Buerens.
  • Peñacerrada. 20 a 22 de junio de 1838. Vencen liberales de Espartero sobre Guergué.
  • Conquista de Morella. 26 de enero de 1838. Vencen carlistas de Cabrera sobre el gobernador Bruno Portillo.
  • Morella. 24 julio a 24 agosto de 1838. Vencen carlistas de Cabrera sobre Oraa.
  • Maella. 1 octubre de 1838. Vencen carlistas de Cabrera sobre Pardiñas.
  • Ramales y Guardamino. 27 de abril al 13 de mayo de 1839. Vencen liberales de Espartero sobre Maroto.

Extranjeros

Fueron numerosos los extranjeros que se alistaron en el bando carlista, siendo a destacar los que publicaron sus vivencias de la guerra: el inglés C. F. Henningsen, los franceses Alfonso Barrés de Molard y Alexis Sabatier y los alemanes Augusto von Goeben, Adolfo Loning, Félix Lichnowsky y Guillermo von Rahden. Un inglés participó activamente para humanizar la guerra (Lord Elliot) y otro para terminarla (Lord John Hay).

Canciones

  • Viva la paz, viva la unión, viva la paz y don Carlos de Borbón. Carlista.
  • Duro tiene el corazón don Carlos, viejo cruel y solo seis años cuenta niña inocente Isabel. Cristina.

Bibliografía

  • Buenaventura de Córdoba: Vida militar y política de Cabrera. Madrid 1845
  • Alfonso Bullón de Mendoza: Auge y ocaso de Don Carlos. La Expedición Real, Madrid 1986
  • Jordi Canal: El Carlismo, Madrid 2000
  • Carlos Canales: La Primera Guerra Carlista (1833-1840), uniformes, armas y banderas. Ristre, Madrid 2006
  • Laura Corrales Burjalés: "La Guerra de los Siete Años (1833-1840) a través del grabado popular catalán: estado de la cuestión", Trienio, nº51 (mayo 2008), pp. 73-110
  • John Coverdale: The Basque Phase of Spain's First Carlist War, Princeton 1984
  • José Extramiana: Historia de las guerras carlistas, San Sebastián 1978-1979
  • Melchor Ferrer: Historia del tradicionalismo español, Sevilla, 30 vol. 1941-1979
  • José María Jover (dir):Historia de España XXXIV. La era isabelina y el Sexenio Democrático (1834-1874), Madrid 1988
  • Josep Maria Mundet: La Primera guerra carlina a Catalunya. Història militar i política, Barcelona 1990
  • Joan Josep Rovira Climent: "Rutas Carlistas". Editorial Episteme, Barcelona 2008.
  • Antonio Pirala: Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlista, Madrid 1984
  • Albúm de las tropas carlistas del norte. Madrid, sin año, 184?).

Véase también

Enlaces externos

El presente artículo aporta material procedente de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia Creative Commons-Atribución-Compartir Igual 3.0 (CC-BY-SA) o la licencia GFDL.