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II República Española

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Bandera de la Segunda República Española

Introducción

La Segunda República Española (1931-1939) fue el segundo periodo en la Historia de España en el que la elección, tanto del Jefe del Estado como del Jefe del Gobierno, estuvo en manos del pueblo, el anterior periodo corresponde a la Primera República Española, que solo duró once meses entre los años de 1873 y 1874.

La Segunda república comienza el 14 de abril de 1931, después de la salida del país del rey Alfonso XIII, producida a la vista de los adversos resultados obtenidos por las candidaturas monárquicas, en las principales capitales de provincia, en las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931.

Se está en una coyuntura internacional muy difícil; en plena crisis económica de 1929, y están surgiendo, por todas partes, dictaduras de corte fascista. En España, en cambio, existe un profundo espíritu democrático en toda la sociedad, aunque no es ajena a la crisis económica que afecta a todo el mundo.

En tanto se elaboraba la nueva Constitución, se constituyó un Gobierno provisional presidido, primero, por Niceto Alcalá-Zamora desde el 14 de abril hasta el 14 de octubre de 1931, siendo sustituido por Manuel Azaña al dimitir aquel con motivo de la polémica desatada con la redacción del artículo 26 de la nueva Constitución, referido a la concepción laica de la misma.

El Estado republicano

Tres son las bases que permiten la llegada de la democracia, y la república, a España: el ordenamiento jurídico electoral anticaciquista, el Parlamento y la constitución de 1931, además del reconocimiento de la personalidad regional de Cataluña (en 1932) y el País Vasco (en 1936).

Antes que en Madrid, y en toda España, se proclama la república en Cataluña y en el País Vasco. Los nacionalismos son muy poderosos en esas fechas. El primer lugar en donde se proclama la república es en la Generalitat de Cataluña. Desde el primer momento se recoge en la Constitución la promesa de dar gobiernos autónomos a aquellas provincias que llegasen a acuerdos para pedir la autonomía. Los catalanes proclamarán el Estatuto de Nuria, que a la postre será el estatuto catalán, aunque sensiblemente recortado por Azaña. Cataluña accederá a la autonomía el 9 de septiembre de 1932. El País Vasco también tendrá su estatuto de autonomía, pero ya en plena guerra civil, el 1 de octubre de 1936, por lo que nunca se llevó a la práctica. En las demás regiones hubo proyectos de estatutos de autonomía, como en Galicia o Andalucía, pero que nunca llegaron aprobarse.

La ley electoral

La ley electoral es fundamental para el asentamiento de la nueva democracia. La antigua ley estaba dominada por las oligarquías del país, sobre todo en el campo.

La ley electoral se reforma para votar las nuevas Cortes constituyentes, sin las presiones de la coacción caciquil, ni la compra de votos. Lo más importante de la nueva ley es el sufragio universal, que concede el voto a las mujeres y que les permite, por primera vez, acceder a las Cortes, de las que entran a formar parte desde el principio. Además, se extiende a toda la provincia el mismo sistema electoral que se aplicaba a las ciudades, es decir, se votan tantos diputados como se tienen asignados, en contra del voto restringido que dominaba anteriormente.

El Parlamento

El Parlamento tiene como primera tarea la de hacer una constitución que sea ley fundamental. Esta es una novedad en el constitucionalismo español, es la primera vez que todas las leyes han de supeditarse a la constitución. Consagra el federalismo, y tiende al anticlericalismo, al pacifismo y al colectivismo.

La cuestión religiosa creará tensiones con el primer presidente de la República: Niceto Alcalá-Zamora.

En la constitución, el Ejecutivo queda supeditado a las Cortes, que tienen voto de censura, y pueden provocar la destitución de un ministro, por mayoría absoluta.

Partidos y sindicatos

En la república se dan cita multitud de partidos, aunque son pocos los que tienen, tras la proclamación del nuevo régimen, posibilidades de gobernar. En el fondo sólo los radicales y los socialistas tendrán aspiraciones serias de dirigir el país. También son muchos los anarquistas aunque estos no entren en el proceso electoral.

En general, cuanto más extremistas sean más disgregación hay en los partidos, aunque con el tiempo se tiende a la concentración. Grupos como el Partido Republicano Progresista de Alcalá Zamora, o el Partido Conservador de Miguel Maura o la CEDA, el Partido Radical y el Partido Agrario son los defensores de los intereses de la derecha. La derecha está mucho más disgregada que la izquierda, puesto que también tiene a los partidos fascistas como Falange Española, los carlistas. Por la izquierda están los partidos: Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y Partido Comunista de España (PCE); y los anarquistas de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Con el tiempo sólo quedan con opciones la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y el Frente Popular coalición de los partidos de izquierda).

A pesar de todo, las urnas continúan reflejando las diferencias entre la España republicana y laica, y el catolicismo militante tradicional.

En las elecciones se ponen en marcha las estrategias de partido para convencer a la gente con el mitin político y la propaganda, encaminada a ganar el poder en las urnas, como en las democracias avanzadas.

El sindicalismo

Los empresarios que habían perdido el poder político, asumieron posturas intransigentes frente a las reivindicaciones del proletariado, lo que originó conflictos. Los sindicatos se apropiaron de la república, como la Unión General de Trabajadores (UGT), a través de sus partidos políticos, que entraron en el gobierno, y legislaron de una manera interesada en favor del proletariado, lo que irritó a la oligarquía.

Pero a pesar de todo esto los sindicatos de clase no consideraban que se estuviese beneficiando al proletariado. Los sindicatos tenían tendencias revolucionarias, pues pretendían llegar al socialismo a través de la república. La UGT se radicaliza y dirige la Revolución de Asturias de 1934, junto con la CNT. La CNT es el sindicato más importante por su número de afiliados, y es el más revolucionario, de ideología anarquista. Con la acción revolucionaria se pretende minar el nuevo Estado burgués. El alto índice de afiliados que tienen la UGT y la CNT se explica por la esperanza del proletariado de provocar una revolución socialista. La acción revolucionaria de la CNT se concentra en las zonas que controla, el Alto Llobregat en 1932, y en enero y diciembre del 33. Las huelgas son continuas y los conflictos sociales numerosos, y por lo general violentos.

Del otro lado están los sindicatos confesionales, agrarios y de la pequeña burguesía, como la Confederación Nacional de Sindicatos Católicos. Son sindicatos que buscan el orden social, y que prefieren la negociación con la burguesía a la lucha de clases. Estos sindicatos se alinearán con el fascismo y la burguesía, utilizarán a ambos para controlar las reivindicaciones del proletariado, incluso por métodos violentos.

El cambio social

Quizás lo más llamativo de la república es el cambio social que se produce en España. La derecha tratará de consolidar la revolución liberal con un régimen parlamentario democrático, lejos de la monarquía constitucional, y a la manera del resto del mundo. La izquierda tratará de fomentar las transformaciones sociales hasta conseguir las condiciones propicias para una revolución social. Se trata de seguir el ejemplo de la URSS, y los momentos cumbres son la revolución de Asturias de 1934 y los Sucesos de Casas Viejas.

Pero además, y a la sombra de la crisis económica, se desarrollan los fascismos, tanto en España como en el resto de Europa.

El primer gobierno de la república se formó en julio de 1931 con miembros de todos los partidos republicanos, con el encargo de hacer una constitución. Pero la situación en la que queda la Iglesia dentro de esa constitución, provoca la primera crisis de la república, derribando al gobierno.

Una vez terminada la constitución el primer presidente, Alcalá-Zamora, afronta los asuntos de: la cuestión agraria y del estatuto de autonomía para Cataluña. Estos serán los problemas centrales de la república, y los que produzcan mayores tensiones sociales.

La proclamación de la república no supuso el cambio automático de la estructura social del país, pero la oligarquía burguesa, la aristocracia y los terratenientes, perdieron el control de sus órganos de gobierno, aunque conservaron el poder económico. Se harán esfuerzos para arrebatárselo.

La tenencia de la tierra era un modelo de prestigio social, y el símbolo del control económico. Se prolongan las estructuras del Antiguo Régimen, por lo que se hace necesaria una reforma agraria, política. Aumenta el número de jornaleros y caen las servidumbres de la propiedad.

Durante la república quien toma el poder es la pequeña burguesía democrática y autonomista, modernizadora del país; y está impulsada por los intelectuales y los profesionales liberales. Pero la pequeña burguesía no fue capaz de crear una sociedad civil apropiada y sucumbió víctima de sus divisiones internas, su heterogeneidad y sus sentimientos y tendencias localistas. Además, la pequeña burguesía tampoco era muy abundante en el país. Se truncaron las posibilidades de aunarse en la defensa de unos intereses de clase comunes.

La Iglesia, a pesar del anticlericalismo de muchos republicanos, se instala en el poder, durante el bienio radical-cedista. Hay continuas tensiones con la Iglesia, que van desde el polémico artículo 26 de la constitución, a la quema de conventos e iglesias en la época de máxima tensión, exagerada por la propaganda.

Pero a pesar de todos los problemas de la república, este es un período de máximo esplendor cultural, sobre todo en literatura, con las generaciones del 98 y el 27. La ciencia, la filosofía y la cultura son un arma de combate.

El campesinado

El campesinado es el sector de la población más activo políticamente, y el más numeroso. Además, la agricultura es la principal fuente de recursos para la mayor parte de la población, aunque la industria y los servicios, juntos, superen a los campesinos.

La mitad de la fuerza de trabajo campesina, española, era jornalera y la otra mitad propietaria o arrendataria de explotaciones todos los tamaños, aunque prevalecía la pequeña explotación. Para ellos la república significaba la reforma agraria política, que acabase con la gran propiedad. Esta era una lucha entre el conservadurismo y la revolución, que pretendía acabar con los latifundios y las grandes explotaciones, en favor de los más humildes. Según Malefakis, el empresariado agrícola, los propietarios que contrataban obreros y jornaleros, eran los terratenientes absentistas que no superaban el 12% de los propietarios. La mayoría de las explotaciones agrícolas eran empresas familiares, en las que había unas duras condiciones de vida, pero que tienden a la conservación y al orden social, para poder prosperar con sus pequeños negocios. Ellos suponen un 40% en el norte y un 14% en el sur, además de un 11% de aparceros y arrendatarios.

Por último están los obreros y jornaleros que trabajan en el campo, con un empleo fijo o eventual. En el norte los obreros no superan más de un 7%, mientras que en el sur son un 13% de personal fijo. Los eventuales son un 16% en el norte y un 44% en el sur. La situación de los jornaleros es la más dura, padecen el paro crónico, y las condiciones de alquiler de su fuerza de trabajo son abusivas. Este es el grupo más revolucionario, no tenían nada que perder, el proletariado rural está dominado por los anarquistas. No se les respetó el salario mínimo debido a la abundancia de jornaleros, lo que suponía sobrevivir en el umbral de la subsistencia.

La solución del problema pasaba por las expropiaciones y la colectivización de la tierra, la reforma agraria política y la transformación radical de las estructuras de la propiedad. Los campesinos serán proclives a la acción revolucionaria, y a la toma de las tierras y la colectivización por la fuerza, como sucedió en Casas Viejas.

Las condiciones del proletariado

El proletariado supone un 55% de la población activa, que se divide en un 45% en el sector primario, un 27% en el sector secundario y un 28% en el sector terciario. El sector primario es fundamental y el más revolucionario, debido al subdesarrollo agrícola. El sector secundario es muy débil e inestable, sobre todo en minería e industria. En el sector terciario hay un notable atraso, está dominado por el servicio doméstico y el subempleo.

Con la llegada de la república y a pesar de la crisis, los salarios suben, sobre todo en la industria. Baja el trabajo femenino, principalmente en los trabajos especializados; pero, en realidad, lo que suben son los salarios nominales, y no los salarios reales, por culpa de la inflación. La mejora no afecta en exceso a las economías familiares, que siguen teniendo salarios bajos y se reduce su capacidad adquisitiva. Los precios de los productos básicos permanecen constantes a pesar de la crisis, pero las necesidades básicas no están cubiertas, ya que cada vez se diversifican más.

Con la crisis aumenta el paro, que sufre un cambio trascendental al cerrarse la posibilidad de la emigración, se incrementa exageradamente. Se crea una Caja Nacional del Seguro Contra el Paro, se conoce, así, el número de parados, y se les garantiza una cierta seguridad. En 1930 había un 4% de parados, en 1934 un 7%. Son parados estructurales, sin posibilidades de recibir prestaciones. Las regiones más afectadas por el desempleo son las provincias latifundistas. El paro aumenta tanto por la recesión de las emigraciones como por la falta de inversión, debido a la crisis económica.

La alimentación del proletariado era pobre y poco variada. Se llevaba el 64% del presupuesto familiar, el resto era para vestido, medicinas y vivienda. Con frecuencia, un solo sueldo, no llegaba para las necesidades de la familia y era necesario el trabajo femenino y el infantil, para llegar al nivel de subsistencia. Las condiciones de habitación y de higiene del proletariado eran lamentables, y eran frecuentes las enfermedades socioprofesionales. La vivienda era, en realidad, infravivienda, en sótanos, pisos de alquiler en malas condiciones en el casco antiguo, buhardillas, corrales, chabolas, etc.

Legalmente se instauró la Seguridad Social, pero hubo falta de presupuestos para desarrollarla, además de una escasa voluntad política.

Desde 1919 se había conseguido en España la jornada laboral de ocho horas, el descanso anual de ocho días y el descanso de un día a la semana. Se intenta mejorar la seguridad y la higiene en el trabajo. Pero todo queda en meras normas que no se llevan a cabo.

Existe un elevado índice de analfabetismo que llega hasta un 30% en el campo. Se hace un importante esfuerzo de escolarización, pero no más de un 50% de los niños llegan a estudiar. Lo que más se promueve son las escuelas profesionales. Este fracaso se debe, en gran medida, a que toda la unidad familiar está obligada a ganar un jornal para poder sobrevivir.

La política económica

La política económica durante la república es la típica de los tiempos de crisis, el proteccionismo nacionalista ante la situación internacional de crisis económica.

El problema más acuciante de resolver es la situación agraria. Esta es una cuestión estructural que exige una acción decisiva: una reforma agraria política. Pero las oligarquías terratenientes y la crisis mundial impiden que se lleve a cabo; aparte de la voluntad política.

La industria se estanca al no poder vender sus productos en el extranjero. Por otro lado tenemos la crisis monetaria: con la inflación se agrava la situación económica de las familias. La crisis del 29 domina las decisiones económicas de todos los gobiernos de la época y perjudica la frágil situación de la reciente república.

La situación económica provoca conflictos sociales que son reprimidos violentamente por la represión policial y militar.

Los gobiernos republicanos

El gobierno constituyente (1931-1933)

La república no se proclamó tras unas elecciones generales, sino tras unas elecciones municipales, en las que ganaron mayoritariamente los partidos monárquicos, obteniendo casi cuatro veces más concejales que los republicanos, que concentraron su voto en los grandes núcleos urbanos, lo que fue considerado como un plebiscito a favor de la República. Esto provocó que Alfonso XIII se exiliara y se proclamase la república, con Alcalá-Zamora como primer presidente provisional y Miguel Maura como primer ministro de la gobernación.

Esta es una república de la intelectualidad, las clases medias y el proletariado, en la que la oligarquía tradicional, que venía dominando el país, queda fuera del poder político, e incluso del económico.

Nada más proclamarse la república se producen dos crisis: una en octubre, cuando dimiten Zamora y Maura debido al explícito laicismo constitucional; y una segunda crisis que tiene como protagonistas a los radicales de Lerroux y a los socialistas de Largo Caballero, que se enfrentan por el poder. Es la época social-azañista, en la que los socialistas entran en el poder.

Pero no todo son cambios en la república, la continuidad persiste en muchos ámbitos, como en el Ejército, la Administración periférica, la Iglesia, etc. A pesar de las medidas contra ellos, no se cumple la expulsión de los jesuitas que se decreta en 1932.

  • Primeras elecciones generales a Cortes Constituyentes (28 de junio de 1931).
  • Aprobación por las Cortes de la Constitución Republicana (9 de diciembre de 1931).
  • Gobierno de coalición republicano-socialista, presidido por Azaña (16 de diciembre de 1931).
  • Problemas con la Iglesia, a la que no gustaba la concepción laica del Estado, la confiscación de bienes de determinadas órdenes religiosas, prohibición de la Compañía de Jesús, supresión de la enseñanza impartida por religiosos, la supresión de ayudas y otras medidas, contenidas en el artículo 26 de la Constitución.
  • Problemas con el ejército, cuya oficialidad en su mayoría conservadora y monárquica, no estaba de acuerdo con las medidas de racionalización del ejército emprendidas por Azaña, como ministro de la Guerra.
  • Golpe de estado fracasado del General Sanjurjo, que huye a Portugal (10 de agosto de 1932)
  • Problema regional. Aprobación del Estatuto Catalán (9 de septiembre de 1932)
  • Problemas sociales, vinculados con la Ley de Reforma Agraria. Su fracaso, entre otras cosas, por falta de presupuesto para llevarla a buen fin, dio lugar a disturbios fuertemente reprimidos (Sucesos de Casas Viejas, Castilblanco y otros). Mientras, por otra parte, alarmaba a los grandes terratenientes, con lo que no solo no se conseguían los fines propuestos sino que además se creaban más enemigos al régimen republicano entre las clases poderosas.
  • Oposición obrera, principalmente anarquistas, integrados en la (Federación Anarquista Ibérica)(FAI) y la (Confederación Nacional del Trabajo)(CNT).
  • Disolución de Cortes y convocatoria de nuevas elecciones (9 de octubre de 1933).
  • Fundación de Falange Española por José Antonio Primo de Rivera (29 de octubre de 1933).
  • Elecciones generales ganadas por los radicales de Alejandro Lerroux y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles. (19 de noviembre de 1933).

El bienio radical-cedista o negro (1933-1935)

Tras la euforia izquierdista de los primeros momentos, la república se derechiza; y se paran todas las reformas que se habían puesto en marcha. La CEDA, coalición de partidos republicanos de derecha, al frente de la cual está José María Gil-Robles, gana las elecciones en 1933. Alcalá Zamora le encarga a Alejandro Lerroux formar el gobierno, líder del Partido Radical, uno de los partidos que integran la CEDA. Alcalá Zamora considera que Lerroux está más comprometido con la República que Gil Robles.

Pero no será por la derecha por donde la república se sienta más amenazada, sino por la izquierda. Es en esta época cuando se produce la Revolución de Asturias de 1934, en Asturias y Cataluña. Es en este período cuando Victoria Kent tiene un cargo importante: directora de cárceles.

  • Gobierno de los conservadores de Lerroux, presionado por la derecha de Gil Robles.
  • Entran a formar parte del gobierno tres ministros de la CEDA (1 de octubre de 1934).
  • Aumento de la agitación social.
  • Descontento campesino al serles quitadas las tierras que recibieron de la reforma agraria.
  • Revoluciones de Asturias y Cataluña, sofocadas por fuerzas del ejército traídas de Marruecos (6 de octubre de 1934).
  • Deflación monetaria.
  • Medidas reaccionarias del gobierno.
  • Debilitamiento del centro como consecuencia de la corrupción de dirigentes del Partido Radical liderado por Lerroux. Él caso más famoso es el escándalo del estraperlo.
  • Unión de socialistas y republicanos de izquierdas en un bloque, el denominado Frente Popular, ante el temor generalizado de las izquierdas europeas a la expansión de las potencias fascistas.

El triunfo del Frente popular (enero-julio 1936)

El gobierno de derechas no es estable, y convoca nuevas elecciones, en 1936, para consolidarse. Pero las elecciones son ganadas por una coalición de izquierda: el Frente Popular.

El nuevo gobierno pone en marcha, rápidamente, las reformas que habían quedado en suspenso y las que eran demandadas por la sociedad. Una de las primera medidas que toma es la liberación de los presos políticos. Pero sus formas no son tan rápidas como el pueblo quiere, al menos los anarquistas. El pueblo se lanza a realizar las reformas por su cuenta, ocupando tierras, y el gobierno se limita a legalizar situaciones de hecho. La oligarquía tradicionalista se siente más amenazada que nunca. Además, desde hace tiempo viene conspirando, en secreto, contra la república.

  • Disolución de las Cortes, se convocan elecciones generales 7 de enero de 1936.
  • Triunfo de la agrupación de izquierdas en las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936.
  • Manuel Azaña es nombrado, el 19 de febrero de 1936, presidente del Gobierno frentepopulista, del que no forman parte los socialistas.
  • Destitución de Niceto Alcala-Zamora como presidente de la república el 7 de abril de 1936.
  • Crisis de gobierno, Manuel Azaña dimite y es nombrado Presidente de la República 10 de mayo de 1936.
  • Forma Gobierno Santiago Casares Quiroga (12 de mayo de 1936).
  • Aumento de la confrontación entre elementos radicales de derecha e izquierda. El 12 de julio de 1936 es asesinado delante de su casa por unos pistoleros vinculados a elementos radicales de derecha el Teniente José Castillo (recién casado). Era miembro de la UMRA, organización militar antifascista, y también trabajaba con las Juventudes Socialistas. Unas pocas horas después del asesinato del teniente José Castillo, uno de sus mejores amigos, el Capitán Fernando Condes, y otros oficiales de policía arrestaron por propia iniciativa a Calvo Sotelo en su casa sobre las 3 de la mañana, lo introdujeron en un coche de la Guardia de Asalto, y el oficial Luis Cuenca le disparó un tiro en la nuca. Su cuerpo fue llevado a la funeraria municipal. Calvo Sotelo era dirigente del partido monárquico Renovación Española y antiguo ministro de Hacienda durante la monarquía de Alfonso XIII.
  • Sublevación en la tarde del 17 de julio de 1936 del ejército de Marruecos y de diversas guarniciones peninsulares, dando comienzo la Guerra Civil Española.

La guerra acaba el 1 de abril de 1939, fecha que marca el final de la segunda república española.

El material recogido en este artículo procede de una entrada de la Enciclopedia Libre Universal, bajo la licencia GFDL.