Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
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Alonso de Castillo Solórzano
Alonso de Castillo Solórzano (Tordesillas, Valladolid, 1 de octubre de 1584 - ¿Zaragoza, 1648?), escritor español del Barroco, perteneciente al Siglo de Oro.
Contenido |
Biografía
Sus padres eran de origen valenciano y pertenecían a la pequeña nobleza dedicada a servir a la alta. Su padre era camarero del Duque de Alba; Alonso pudo disfrutar de una educación notable (quizás bajo la dirección de su abuelo materno el abogado Pedro Griján), e interrumpió los estudios a la muerte de su progenitor, acaecida cuando contaba trece años. No se ha constatado que hubiera seguido estudios universitarios, aunque se ha conjeturado que pudo seguir estudios en la Universidad de Salamanca por la servidumbre que tenía su familia hacia la Casa de Alba, y por el profundo conocimiento del mundo estudiantil salmantino que se percibe en la ambientación de su novela Aventuras del bachiller Trapaza, así como por un pasaje de su relato Quien todo lo quiere, todo lo pierde incluido en La garduña de Sevilla, donde el personaje del licenciado Monsalve reúne rastos autobiográficos. Lo cierto es que desde su nacimiento hasta el año 1616 no se sabe nada de la vida de don Alonso, aunque hay que suponer que estaría al servicio de la Casa de Alba, o instalado en Tordesillas.
El 27 de febrero de 1617 el escritor se hallaba gravemente enfermo, por lo que redactó un testamento en el que nombra heredera universal a su tía Catalina Griján y ya se refiere a sí mismo como casado con Agustina Paz. El 12 de octubre de este mismo año muere su madre, Ana Griján, declarando a don Alonso su heredero, lo mismo que hará su tía Catalina prácticamente un año más tarde, el 27 de octubre de 1617, por lo que Solórzano en este lapso de tiempo acumula en su persona las herencias de varios parientes a través de la de su madre y la de su tía. En esta misma época se fechan una serie de documentos notariales en los que Castillo vende gran parte de sus bienes inmuebles (fincas, viñas, heredades...), lo que invita a pensar que el escritor pasaba por una gran crisis económica o que una tardía vocación literaria (ya contaba 32 años) le impulsaba a obtener los mínimos recursos económicos necesarios para intentar establecerse en la Villa y Corte, lugar que ejercía sobre él una atracción irresistible, según se puede corroborar en este fragmento de Las Harpías en Madrid: {{CitaGranada y Córdoba no niego que no son muy buena ciudades; aquella, ilustrada con tantos moradores, Real Chancillería y concurso de negociantes; y ésta poblada de antiguas casas de nobles caballeros y ricos ciudadanos; mas en comparación de Madrid, corte del español monarca, cada una de estas ciudades es una aldea, ¿qué digo aldea?: un solitario cortijo. Es Madrid un maremagno donde todo bajel navega, desde el más poderoso galeón hasta el más humilde y pequeño esquife; es el refugio de todo peregrino viviente, el amparo de todos los que la buscan; su grandeza anima a vivir en ella, su trato hechiza y su confusión alegra. ¿A qué humilde sujeto no engrandece y muda de condición para aspirar a mayor parte? ¿Qué linaje obscuro y bajo no baptizó con nuevo apellido para pasar plaza de noble? Finalmente, Teodora, la corte es el lugar de los milagros y el centro de las transformaciones}} Así las cosas, el 4 de abril de 1618, quizás a punto de su traslado a Madrid, Castillo vuelve a redactar un nuevo testamento en Tordesillas, en el que nombra heredera universal a su esposa, Agustina Paz, a condición de que mantenga con ella a una niña que han criado juntos, y se declara gentilhombre del Conde de Benavente, por lo que cabe la posibilidad de que don Alonso aprovechase alguna comisión o servicio administrativo encomendado por dicho noble para lograr sus deseos de establecerse en la Corte, donde pronto cambiará de protector. En 1619 se hallaba en Madrid como gentilhombre del conde de Benavente: en el año 1619 hay dos documentos que se refieren a nuestro escritor como residente en Corte. Uno es la información que se hizo a través de don Juan de Ulloa para alegar los derechos de don Alonso sobre la herencia de su madre, Ana Griján; y otro, un soneto que aparece en los preliminares del libro de su paisano Cristóbal González de Tomeo Vida y penitencia de santa Teodora de Alejandría.
El hecho es que muy pronto el escritor vallisoletano se introdujo en el grupo de poetas cortesanos seguidores de Lope de Vega, que por aquella época estaba dirigiendo una ofensiva de gran agresividad hacia los poetas culteranos, con Luis de Góngora al frente, en la que colaboró activamente don Alonso. En efecto, en 1622 interviene ya el poeta con un soneto en las fiestas que hace el Colegio Imperial para conmemorar la canonización de san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier; y sobre todo, con un soneto, unas décimas y un romance (que aparece firmado con seudónimo) en las famosísimas justas poéticas organizadas en la canonización de san Isidro, instrumentalizadas descaradamente por Lope para su propio lucimiento y el de sus discípulos y para el ataque furibundo hacia los poetas nuevos, y donde Solórzano obtuvo el tercer premio.
Pero, además, Castillo traba profunda amistad con Sebastián Francisco de Medrano que desde 1617 preside la Academia de Madrid, de la que Solórzano es el Secretario en la Cuaresma de 1622, época en la que se disuelve, aunque otra vez volverá a ocupar la secretaría de esta misma institución refundada al año siguiente bajo el amparo de don Francisco de Mendoza. Pero su situación económica no era halagüeña: el 17 de abril de 1622 se vio obligado a vender su título de nobleza. A partir del 18 de marzo de 1622 aparece en diversos documentos como criado o gentilhombre del marqués del Villar, a quien dedica la segunda parte de los Donaires, y bajo cuya protección redacta Tardes entretenidas, Tiempo de regocijo y Jornadas alegres. Pero no se mantuvo mucho tiempo al servicio de tan importante señor, pues el 22 de marzo de 1627 aparece en un documento como criado del marqués de los Vélez, circunstancia que le va a conllevar el abandono de la ciudad de Madrid, ya que Luis Fajardo Requeséns, a la sazón marqués de los Vélez, fue nombrado virrey de Valencia en 1628 y Castillo se trasladó con él a dicha ciudad, lo que explica que sus obras narrativas Lisardo enamorado y Huerta de Valencia sean publicadas en la capital levantina en 1629.
Sin embargo, a principios de la década de los treinta, Castillo reside en Barcelona, desde donde, probablemente, viajó a Milán para acompañar a su amigo Medrano, del que publicó un libro (Favores de las musas) en la ciudad italiana en 1631, en el que se recopilan las poesías y comedias del que fuera, como se ha indicado arriba, de 1617 a 1622, presidente de la Academia de Madrid, aunque muy pronto debió de regresar a la Ciudad Condal para dejar una vez más una muestra de la facilidad de su pluma enviando a la estampa otras tres obras narrativas: Las harpías en Madrid, La niña de los embustes y Los amantes andaluces.
Enseguida vuelve otra vez a Valencia y continúa escribiendo infatigablemente, hasta tal punto que en 1634 publica en dicha ciudad Fiestas del jardín y en 1635 Sagrario de Valencia. Pero, entre tanto, el 24 de diciembre de 1631 había muerto Luis Fajardo Requeséns, marqués de los Vélez, y don Alonso había pasado al servicio del nuevo marqués, Pedro Fajardo de Zúñiga y Requeséns, lo que le ocasionará un nuevo cambio de residencia, pues el citado don Pedro fue nombrado en 1635 virrey de Aragón, donde el escritor vallisoletano prosiguió su incesante labor creativa: publica en Zaragoza en 1637 Aventuras del bachiller Trapaza, termina la comedia de figurón El mayorazgo figura en octubre de este mismo año; y ya en 1639, da por concluida Sala de recreación y publica el Epítome de la vida y hechos del ínclito rey don Pedro de Aragón.
No obstante, todavía Alonso tendrá que seguir su largo periplo por la geografía española, pues en 1640 es nombrado virrey de Cataluña el marqués de los Vélez, y otra vez Solórzano ha de establecerse en Barcelona, donde ve la luz en el año 1640 su obra Los alivios de Casandra, de la que se saca una segunda edición también en esta ciudad en 1641, año en que se pierde toda pista sobre su persona, si bien hay que suponer que debió de morir en algún lugar de Italia, pues don Pedro Fajardo fue nombrado por este tiempo embajador de Roma en 1642 y allí publicó La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas, quizá su libro más famoso y donde trata de conjugar la fórmula de la novela picaresca con los ambientes elevados y la finura expositiva de la novela cortesana, dando cabida a argumentos amorosos y aventureros. Su señor es nombrado después virrey de Sicilia, donde murió en 1647. Una de sus comedias, El marqués de Cigarral, fue traducida por el francés Paul Scarron, quien entró también a saco en otras obras suyas para componer las propias.
En resumen, considerados los principales hechos que marcan su vida, Alonso de Castillo Solórzano se nos presenta como un pequeño noble provinciano de escasos recursos económicos, que logra publicar una dilatada obra literaria gracias a la protección que le dispensaron algunos importantes nobles y mecenas de la época, y a su capacidad para adaptarse a las mil maravillas a los distintos ambientes literarios de las diferentes ciudades en las que se vio forzado a residir siguiendo a sus mentores. En su época fue tenido como un maestro en el campo de la poesía cómica (tales poemas son los que reunió para publicarlos en los Donaires), lo que se comprueba por las continuas alusiones a la gracia, sal e ingenio de don Alonso rastreables el El laurel de Apolo de Lope de Vega, en el Orfeo en lengua castellana de Juan de Jáuregui y en los vejámenes de los escritores de la Academia de Mendoza Anastasio Pantaleón de Ribera, Gabriel del Corral y José Camerino. Por otra parte, cabe atribuir a Alonso de Castillo Solórzano la invención, o al menos la consolidación como género, de la comedia de figurón, lo que no es poco mérito.
Obras
- Tardes entretenidas (1625)
- Jornadas alegres (1626)
- Noches de placer (1631)
- Las harpías en Madrid
- La niña de los embustes
- Los amantes andaluces.
- Fiestas del jardín (Valencia, 1634)
- Sagrario de Valencia (Valencia, 1635)
- Teresa de Manzanares (Barcelona, 1632)
- Aventuras del bachiller Trapaza (1637)
- Epítome de la vida y hechos del ínclito rey don Pedro de Aragón (1639)
- Los alivios de Casandra, Barcelona, 1640.
- La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas
- Donaires del Parnaso, 1624, volumen de poesía satírica.
- Quijote de Avellaneda, Atribución[1]
Referencias
- ↑ Hornedo, Rafael M.D, "Fernández de Avellaneda y Castillo de Solórzano" en Anales Cervantinos II, 1952, págs 259- 267
Bibliografía
- Diccionario Bompiani de Autores Literarios, Barcelona: Editorial Planeta-Agostini, 1987.