Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
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Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.
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Izquierda política
El concepto de izquierda política se refiere a un segmento del espectro político que considera prioritario el progresismo y la consecución de la igualdad social por medio de los derechos colectivos (sociales) circunstancialmente denominados derechos civiles, frente a intereses netamente individuales (privados) y a una visión tradicional de la sociedad, representados por la derecha política. En general, tiende a defender una sociedad aconfesional o laica, progresista, igualitaria e intercultural. En función del equilibrio entre todos estos factores, la izquierda política se divide en multitud de ramas ideológicas.
En Occidente y en particular en aquellos países en donde el sistema político puede considerarse una democracia liberal, normalmente tanto la izquierda como la derecha son versiones liberales y democráticas, en la medida en que no propugnan ningún sistema político alternativo.
Contenido
- 1 Corrientes actuales
- 2 Izquierda democrática
- 3 Anarquismo
- 4 Movimientos sociales
- 5 Historia y evolución
- 6 Desde la Revolución francesa (1789-1867)
- 7 Desde «El capital» (1867-1989)
- 8 Las tres principales corrientes de la Izquierda
- 9 Izquierdismo y religión
- 10 La URSS y los estados socialistas
- 11 Represión hacia la izquierda
- 12 La izquierda en los sistemas democráticos
- 13 Los años 60 y la Nueva izquierda
- 14 Posicionamiento actual (1989-presente)
- 15 Economía
- 16 Sociedad
- 17 Sexualidad y familia
- 18 Religión
- 19 Política internacional
- 20 Críticas a la Nueva Izquierda
Corrientes actuales
Izquierda revolucionaria
Actualmente se denominan así, o como extrema izquierda o izquierda radical a las ramas de la izquierda que cuestionan la democracia liberal y el sistema capitalista. Son corrientes minoritarias dentro de la izquierda actual. Dentro de ella caben las izquierdas de las guerrillas, que primaron y priman aún en varios países. Guerrillas que luchan por la equidad y la igualdad, con postulados stalinistas, leninistas, marxistas, etc, principalmente han aparecido en territorio latinoamericano, donde la constante pobreza e inequidad de sus sociedades, han llevado a las clases menos favorecidas a la subversión, aunque también hay agrupaciones políticas de la izquierda revolucionaria que conforman partidos políticos y se presentan a elecciones, mostrándose en contra del modus operandi del foco guerrillero.
Por lo general, estos grupos de izquierda son conocidos como extrema izquierda o ultra izquierda debido a que los detractores del comunismo (capitalistas, liberales, etc.) suelen usar esos términos de connotación peyorativa como una generalización sobre cualquier posición que critique al sistema capitalista, a la propiedad privada y a la economía de mercado, por lo que es frecuente que la derecha considere a la izquierda revolucionaria como "extremista". Por su parte, la izquierda revolucionaria no se denomina a sí misma con la terminología peyorativa con la cual el neoliberalismo la clasifica, sino que ellos prefieren términos como izquierda tradicional, que hace alusión a que sus ideologías se basan en los principios originales de los pensadores socialistas y marxistas, que tradicionalmente dieron origen a los movimientos políticos de izquierda.
Por otro lado, dentro del propio ámbito de las diferentes corrientes de izquierda revolucionaria, ninguno de ellos se considera "extremista" o de "ultraizquierda", pero sí hacen tales críticas a otros sectores opuestos, como es el caso de los trotskistas, quienes por apelar a la revolución intelectual y antimilitarista, e incluso a la democracia socialista, no se consideran "extremistas" ni de "ultra izquierda", pero sí consideran de esa forma a los stalinistas, ya que éstos avalan regímenes militares de carácter dictatorial, como los de Stalin, Tito, Castro o Mao Tse-Tung, y también a los partidarios de la guerrilla foquista se los considera como de ultra-izquierda. Cabe aclarar que en la actualidad, todas las fuerzas políticas socialistas o comunistas están organizadas en partidos políticos y luchan por un cambio hacia el socialismo mediante la democracia.
- Marxismo-Leninismo: Defiende la conquista del poder por el proletariado, la extinción de la propiedad privada y la desaparición de las clases sociales.
- Maoísmo: Versión del marxismo-leninismo aplicado a los paises semi-feudales y semi-coloniales diferenciandose de los paises capitalistas, llamandose "pensamiento de Mao Zedong".
- Trotskismo: Defiende la abolición de cualquier organismo estatista (siendo en ese sentido similar al anarquismo[cita requerida]), la organización bajo la superestructura del socialismo y la abolición de la diferencia entre las clases sociales, todo de una forma voluntaria y gradual según un Programa de Transición que conduzca a la clase trabajadora a desarrollar la Revolución Permanente en pos de la Emancipación.
- Socialismo libertario: Defiende el estado como forma transitoria de organizar la sociedad, pero propone una organizacion federal y un gobierno no autoritario.
Izquierda democrática
Es la izquierda que se enmarca dentro de los sistemas democráticos occidentales y que defiende los valores de éstos. Está desvinculada de los sistemas políticos dictatoriales y de cualquier teoría que los inspire. Actualmente son las corrientes mayoritarias dentro de la izquierda.
- Socialdemocracia: Persigue la consecución de la igualdad social dentro de una democracia liberal. Durante los últimos años, en determinados países se está relacionada con el Socioliberalismo, como en el caso del laborismo británico.
- Eurocomunismo e izquierda transformadora: Se distinguen de la socialdemocracia por ser más críticos del capitalismo extremo y por centrarse más en las problemáticas sociales.1 Están relacionadas con el ecosocialismo y defienden el socialismo democrático como sistema político.
Anarquismo
El anarquismo propugna la desaparición de todo gobierno obligatorio, niega la democracia representativa, al creer que la función del Estado en ese campo es nula o supresora, y todo Estado, sea de izquierda o de derecha, en pos de la libertad del individuo en un régimen voluntario de derecho privado. Aunque históricamente al anarquismo se lo ha vinculado a la izquierda, los anarquistas son escépticos en considerar que formen parte de tal. La mayoría de los anarquistas, se consideran de izquierda, corrientes anarcosindicalista, socialismo o comunismo libertario.
Movimientos sociales
Movimientos sociales que se suelen vincular con la Izquierda:
- Sindicalismo: Reivindica los derechos de los trabajadores y controla sus manifestaciones.
- Ecologismo: Propone una sociedad respetuosa con el medio ambiente.
- Pacifismo: Rechaza las guerras y cualquier tipo de violencia con fines políticos.
- Feminismo: Persigue la equiparación social entre hombres y mujeres.
- Movimiento LGTB: Defiende la no discriminación e intereses propios de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.
- Movimiento antiglobalización: Denuncia las desigualdades provocadas por la llamada globalización.
- Laicismo Propone un estado sin religion dominante, o sea Laico
Historia y evolución
Precedentes
Durante el Renacimiento, autores como Francis Bacon (Nueva Atlántida), Tomás Moro (Utopía) o Tommaso Campanella (La ciudad del Sol, 1623) establecieron las bases de un humanismo utópico que pasado el tiempo sería recogido por el llamado socialismo utópico.
Desde la Revolución francesa (1789-1867)
El término Izquierda política tiene su origen en los Estados Generales franceses de 1788, puesto que a ese lado del Rey se sentaban los representantes del Tercer Estado, en su contra, el lado derecho era ocupado por la nobleza y el clero.
Varias fueron las transformaciones sociales que se vivieron durante finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX que facilitaron el nacimiento de la izquierda. Las más importantes fueron las siguientes:
La Revolución francesa y la Independencia de los Estados Unidos hicieron que valores como la igualdad y la libertad dejaran de ser solamente conceptos teóricos o filosóficos y se convirtieran en la base sobre la que se redactaron las leyes de las nuevas constituciones, alentando la reivindicación de nuevos derechos con el fin de lograr una sociedad más igualitaria.
La burguesía sustituyó a la aristocracia como clase dominante, contribuyendo al declive del feudalismo y de las monarquías absolutas, sistemas por los que se regían los países europeos hasta entonces, y que a su vez fueron reemplazados por la instauración del capitalismo. En un primer momento, este sistema no contemplaba el derecho a la mejora de vida de artesanos, campesinos y obreros, quienes formaban la mayor parte de la población y continuaban viviendo en la pobreza.
La Revolución industrial, originada en Gran Bretaña y que posteriormente se extendió al continente, supuso una gran evolución en la sociedad, aunque se dieron situaciones de explotación por parte de los propietarios de las fábricas hacia sus trabajadores. Éstos empleaban a hombres, mujeres o niños, sin importar su edad o sus aptitudes, las jornadas laborales eran excesivas y los sueldos muy bajos. A esto hay que añadir que la emigración masiva procedente del campo llevó a la saturación de las ciudades, provocando que muchos trabajadores vivieran en malas condiciones por causa de la falta de espacio.
Esta situación dio lugar en el Reino Unido a que los trabajadores comenzaran a reivindicar la mejora de sus condiciones laborales, estructurándose mediante Trade unions, organizaciones predecesoras de los sindicatos que promovían medidas de protesta como huelgas o colectas de firmas. También fue significativo el surgimiento del cartismo, movimiento que demandaba reformas democráticas tales como el sufragio universal o legislaciones más protectoras con la clase trabajadora.
Estos hechos marcaron el nacimiento del movimiento obrero, que se fue expandiendo por Europa hasta la creación en 1864 de la Asociación Internacional de los Trabajadores, la cual agrupaba los crecientes movimientos obreros de todos los países.
En este contexto, durante la primera mitad del siglo XIX aparecieron diversos autores, como Robert Owen, Saint-Simon o Charles Fourier, que propusieron una serie de reformas para paliar las desigualdades sociales, entre las que destacaba la organización del trabajo por medio de cooperativas o la obtención de derechos colectivos tales como seguros sociales o educación pública. No se oponían a la propiedad privada ni a la industrialización, y alegaban que la riqueza de cada persona debería ser fruto de su trabajo y no derivada de privilegios. Eran críticos con instituciones herméticas y dominantes en la época como las religiones o el patriarcado, de las que afirmaban que restaban libertad al ser humano, y también comenzaron a plantear la emancipación de la mujer. Estos pensadores fueron encuadrados posteriormente en el seno del Socialismo utópico.
Desde «El capital» (1867-1989)
Karl Marx y Friedrich Engels recogieron algunas ideas del Socialismo utópico, para plantear el denominado Socialismo científico, rechazando la reconciliación de clases que propugnaban los utópicos y promoviendo la lucha de clases como medio para instaurar un nuevo sistema político en el que el proletariado conquistara el poder. Las bases de su pensamiento las expusieron en El Manifiesto Comunista en 1848 y las ampliaron notablemente en El Capital, publicado en 1867.
Las tres principales corrientes de la Izquierda
Cuando nació la Asociación Internacional de los Trabajadores en 1864, las distintas interpretaciones sobre la conquista de la igualdad social pronto dieron lugar a las tres grandes ramas de la izquierda que surgieron en la época, cuya evolución fue notablemente diferente entre sí, siendo en multitud de aspectos antagónica:
Anarquismo: El anarquismo tomó forma oficialmente como movimiento al escindirse de la AIT por las enormes divergencias entre Marx y Bakunin, uno de sus principales impulsores. Sin embargo, sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, en la obra de William Godwin, Sus principios se basaban en que toda forma de autoridad impuesta o poder público era corrupto y opresivo en sí mismo, siendo necesaria su supresión. Esto incluía instituciones como el Estado, la Iglesia o el patriarcado. Con ello buscaban crear una sociedad fundamentada en la soberanía del individuo y su interrelación fraterna con los demás. Es común señalar las cuatro corrientes más importantes, el anarquismo individualista, mutualismo, anarquismo comunista y el colectivismo. Los autores clásicos del anarquismo son Proudhon (el primero en denominarse a sí mismo "anarquista"), Bakunin, Kropotkin y Malatesta Tiene una gran influencia en el movimiento sindical por medio del anarcosindicalismo, que intenta que los trabajadores se organicen y luchen a través de sindicatos autónomos del poder político, resultado de la síntesis del anarquismo y la acción sindical revolucionaria.
Comunismo: Representaba la interpretación más apegada a los postulados revolucionarios del marxismo, propugnando la obtención de la igualdad social por medio de la revolución social. Por ello en un principio se les denominó continuistas del marxismo, en contraposición a los socialdemócratas, calificados como reformistas. A raíz de la creación de la Internacional Comunista en 1919, esta rama siguió las directrices predominantes en las Repúblicas Soviéticas, basadas en las tesis leninistas. Éstas matizaron las de Marx otorgando más importancia a la dictadura del proletariado (ó Estado obrero), basado en el control de las comunas ó los consejos obreros, y al papel político del Partido Comunista, que aglutinaba a la vanguardia revolucionaria del proletariado, dentro de la sociedad. Dichos postulados fueron sometidos a posteriores reinterpretaciones y tergiversaciones por la política de Stalin y sus seguidores (también llamada estalinismo), en favor de una mayor presencia del aparato de Estado, del Partido Comunista y del control político de sus dirigentes en la sociedad. Esto tuvo graves consecuencias en detrimento de las libertades de organización y expresión políticas y de sucesivas formas de oposición al gobierno. Tras sucesivos fracasos revolucionarios, que condujeron al aislamiento y estancamiento de la Revolución Soviética y posterior burocratización de la URSS y la Internacional Comunista, dicha política fue proclamada, bajo el nombre de marxismo-leninismo, como la política oficial de estas dos, y acompañada de las tesis del socialismo en un solo país. De la necesidad de defender los postulados genuinos del leninismo, de la tradición bolchevique, del marxismo, el internacionalismo y la revolución obrera, nació la oposición de izquierdas, abanderada por León Trotsky, en el seno del PCUS y de la Komintern, que sería expulsada y perseguida, para dar posteriormente origen a la fundación de la IV Internacional.
Socialdemocracia: Nació como rechazo a los métodos revolucionarios que planteaba el marxismo, apostando por la vía de la democracia liberal. Por esta causa, las posturas de los continuístas por un lado y los reformistas por otro, se fueron distanciando durante la segunda mitad del siglo XIX, a lo que contribuyó Eduard Bernstein, uno de los primeros y más influyentes socialdemócratas, quien afirmaba que Marx se equivocó en muchas de sus predicciones. Todo ello llevó a que las relaciones entre las dos posturas se rompieran definitivamente en 1919 tras la Revolución rusa. En los países no soviéticos, el término socialismo se fusionó con el de socialdemocracia hasta convertirse en sinónimos.
Izquierdismo y religión
Una de las bases filosóficas del marxismo era su oposición a todas las religiones, algo que se puede resumir con su famosa frase la religión es el opio del pueblo. Esto no impidió que surgieran corrientes como el socialismo cristiano o políticos como James Connolly, partidarios de armonizar los valores cristianos con el socialismo. Dentro del anarquismo, a pesar de que autores como Bakunin o Sébastien Faure fuesen ateos y criticasen la religión, surgió un anarquismo cristiano impulsado por intelectuales como León Tolstói.
El carácter ateísta de las tesis de Marx dio lugar a enfrentamientos entre sus partidarios y algunas iglesias y su clero durante el primer tercio del siglo XX. Especialmente en los estados con iglesias poderosas e influyentes en los ámbitos sociales, económicos y políticos, en los que se alineaban con los sectores más conservadores y se oponían a la separación de la Iglesia y el Estado. Éste era el caso de Rusia, donde la Iglesia era parte del estado hasta las revoluciones de 1917, o de España en los años treinta, donde, en el contexto de una Guerra Civil, también se produjeron por millares los asesinatos de católicos.
La URSS y los estados socialistas
En 1917 tuvo lugar la Revolución rusa como culminación de una serie de acontecimientos provocados por la oposición hacia el régimen zarista, que había gobernado el país de forma autárquica durante siglos. A ello también contribuyó el descontento por parte de todos los sectores sociales por la participación rusa en la Primera Guerra Mundial, la grave crisis económica y la hambruna que sufría gran parte de la población.
En un principio, la revolución se llevó a cabo con el respaldo de todos los sectores políticos, incluyendo liberales, mencheviques (el equivalente ruso a socialdemócratas) y bolcheviques (posteriormente comunistas), y su objetivo era instaurar una democracia liberal pluripartidista. Pero una vez derrocado el régimen zarista en febrero, el sector bolchevique encabezado por Lenin tomó el poder frente a liberales y mencheviques en octubre del mismo año y proclama un régimen socialista prometiendo paz y tierra.
Entre las primeras medidas que tomó el nuevo gobierno estaban el control de los medios de producción por parte del estado, suspender las grandes propiedades agrarias o la nacionalización de la banca. Después de una guerra civil que enfrentaría a los bolcheviques contra el resto de fuerzas políticas ayudadas por varias potencias extranjeras, en 1922 nacería la URSS.
En 1924 tras la muerte de Lenin y contrariamente a su voluntad, Iósif Stalin se hizo con el poder. Su mandato se caracterizó por un autoritarismo con pocos escrúpulos y por su persecución hacia los opositores a su política, o simplemente a quienes consideraba un estorbo para su liderazgo tanto dentro como fuera del Partido Comunista. Para ello, comenzó una serie de purgas (ver Gran Purga), eliminando o enviando a sus opositores a campos de concentración conocidos como gulags, que contaban con una elevada tasa de mortalidad. En materia económica, su planificación minuciosa para industrializar la URSS, consiguió equipararla al nivel de las potencias industriales.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la URSS se posicionó junto a Francia y Gran Bretaña frente a las fuerzas del Eje y liberó del nazismo a los países de Europa oriental. En la Conferencia de Yalta que reunió a Franklin D. Roosevelt, Winston Churchill y Stalin, las potencias vencedoras acordaron repartirse Europa creando dos bloques diferenciados: por un lado los países occidentales capitalistas y por el otro, los del el este de Europa, en los que Stalin estableció regímenes comunistas. Esto llevó a un aumento de las tensiones entre las dos partes que se conoció como Guerra Fría y a la organización de los países de la órbita soviética mediante el COMECON y el Pacto de Varsovia.
Otros estados socialistas también se extendieron por varios países asiáticos, algunos de los cuales sufrieron unas políticas represivas heredadas de la época estalinista, como en el caso de la República Popular China o Camboya.
Cuando murió Stalin, su sucesor Nikita Jrushchov condenó duramente sus crímenes y su alejamiento del leninismo, acometiendo una serie de reformas conocidas como desestalinización, entre las que se encontraban la liberación y rehabilitación de las víctimas políticas de Stalin, o una moderada flexibilización de la rígida economía anterior. Estas reformas internas no impidieron la construcción del muro de Berlín, que se convertiría en el símbolo de la Europa dividida.
Represión hacia la izquierda
El régimen nazi buscaba el exterminio de todos los grupos sociales que consideraba negativos para la Gran Alemania, entre ellos cualquier oposición política y muy especialmente la de la izquierda. Desde la subida al poder de Hitler miles de presos políticos, entre ellos muchos republicanos españoles, fueron deportados a campos de concentración, donde se les identificaba con un Triángulo rojo para distinguirlos de otros reclusos. Durante la guerra, el caso más famoso fue el de la Rosa Blanca, organización formada por jóvenes estudiantes de izquierda que promovían una oposición pacífica al nazismo y cuyos integrantes fueron perseguidos y posteriormente guillotinados.
En España, después una Guerra civil muy cruenta, especialmente por parte del bando fascista y de las filas pro-soviéticas dentro de la II República, Franco estableció un régimen totalitario con el que reemplazó a la anterior II República. El franquismo institucionalizó la represión contra cualquier tipo de oposición por medio de ejecuciones, cadenas perpetuas o campos de concentración, al tiempo que miles de españoles de izquierdas se vieron obligados a exiliarse en otros países huyendo de la represión (ver exilio republicano). Las condenas de muerte o cárcel por motivos políticos continuaron hasta el fin de la dictadura en 1975.
En los años 1970 en América Latina, tuvo lugar la llamada Operación Cóndor, un plan auspiciado por EEUU y su Secretario de Estado Henry Kissinger, cuyo objetivo era la coordinación entre los servicios de seguridad de las dictaduras militares que se autodenominaban como "anticomunistas" de Argentina (ver Terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980); Chile (ver Augusto Pinochet); Paraguay (ver Stroessner); Uruguay (ver Golpe de Estado del 27 de junio de 1973); Brasil y Bolivia. Esto se tradujo en una persecución sistemática hacia los simpatizantes de izquierda y los partidarios de la democracia. Durante el tiempo que dichas dictaduras se mantuvieron en el poder, utilizaron los secuestros, asesinatos y torturas a gran escala para eliminar la disidencia. Aun hoy en estos países hay miles de desaparecidos cuyos restos no han sido encontrados.
La izquierda en los sistemas democráticos
Paralelamente, en las democracias occidentales la izquierda evolucionó de manera opuesta a los estados socialistas., los partidos socialdemócratas se desmarcaron de la URSS desde su nacimiento, optando por defender las normas y los valores propios de los sistemas democráticos. También dentro de los seguidores del marxismo aparecieron numerosas voces críticas que se desvinculaban del comunismo dictatorial. La escuela de Frankfurt, fundada en 1923 y en activo en la actualidad, partía de algunas teorías marxistas, buscando adaptarlas a los nuevos cambios sociales y despojarlas de sus rasgos más autoritarios, oponiéndose a la lectura que de ellas hicieron Lenin y sus seguidores. Otros intelectuales de izquierda también desaprobaban y se oponían a las dictaduras comunistas, como es el caso de George Orwell.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, en estos países se vivió un auge de las clases medias y mejoras significativas en las condiciones de vida. De esta forma, una vez conseguidos los derechos más básicos para la mayor parte de la población, la izquierda empezó a identificarse con la demanda de otro tipo de derechos, tanto sociales como individuales. En esta época los partidos socialdemócratas comenzaron a acceder al gobierno de los estados europeos, alternándose en el poder con los partidos conservadores con total normalidad.
Los años 60 y la Nueva izquierda
Durante los años 1960, los cambios sociales se aceleraron de forma vertiginosa, gracias en parte a los nuevos movimientos originados en la nueva izquierda, cuyos logros hicieron de esta década una etapa crucial en la evolución de la sociedad occidental.
Por una parte, en Estados Unidos, Kennedy se propuso terminar con el racismo y la discriminación legal hacia las personas de raza negra, cuya lucha estaba liderada por Martin Luther King al frente del Movimiento por los Derechos Civiles. Asimismo, la feroz guerra de Vietnam obtuvo una considerable oposición por parte de la opinión pública estadounidense, originándose protestas masivas en su contra y emergiendo así el movimiento pacifista. La ecología también se difundió a raíz de la creciente contaminación medioambiental y la masificación urbana, causadas por la industrialización a gran escala. Igualmente el feminismo se fue extendiendo de la mano de intelectuales como Simone de Beauvoir que planteaban un nuevo papel de la mujer dentro de la sociedad alejado del rol exclusivo de madre y esposa tradicional. A finales de los los 60 también vio la luz oficialmente el movimiento gay a raíz de los disturbios de Stonewall en Nueva York, provocados cuando un grupo de homosexuales se rebelaron contra la discriminación de la que eran objeto.
Estas nuevas reivindicaciones se vieron fortalecidas por el gran empuje de los movimientos juveniles, especialmente del movimiento hippie, que por primera vez planteaban una visión del mundo diferente a la de sus adultos. Los jóvenes también fueron los protagonistas de las revueltas estudiantiles de Mayo del 68 en París, en las que influidos por filósofos como Jean-Paul Sartre o Herbert Marcuse, proponían una sociedad en la que tuvieran cabida estas nuevas demandas, tanto las de carácter social como las referentes a los derechos individuales.
Una de las consecuencias de Mayo del 68 fue la ruptura definitiva de los partidos comunistas europeos con las posturas oficiales de la URSS después de varios años de progresivo distanciamiento, a lo que también contribuyó la invasión soviética de Checoslovaquia después de la Primavera de Praga. Nace así el Eurocomunismo promovido por los citados partidos, con el que pretenden adaptarse a las nuevas demandas sociales y asumir como marco incuestionable la democracia liberal y su carácter plural, alejándose para ello de los postulados teóricos y ortodoxos anteriores. Una parte minoritaria de la izquierda vio en esta evolución una traición a la izquierda original y comenzaron a fundar otras organizaciones notablemente más radicalizadas, muchas de las cuales fueron ilegalizadas por defender métodos revolucionarios.
Posicionamiento actual (1989-presente)
Tras la caída del Muro de Berlín (1989) y del bloque soviético, los movimientos de carácter marxista pierden mucha fuerza. Dando lugar a que los planteamientos de la nueva izquierda desarrollados en los países occidentales durante los años anteriores, se consoliden como la opción mayoritaria de izquierda en casi todo el mundo.
Actualmente los siguientes países latinoamericanos son gobernados por partidos de izquierda:
- Argentina, con Cristina Fernández de Kirchner, del Frente para la Victoria (peronismo, centro-izquierda, socialdemocracia)
- Bolivia, con Evo Morales, del Movimiento al Socialismo (socialismo democrático, bolivarianismo, indigenismo, antiimperialismo )
- Brasil, con Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (socialdemocracia, sindicalismo)
- Cuba, con Raúl Castro, del Partido Comunista de Cuba (Antiimperialismo, Socialismo de Estado, Marxismo-Leninismo)
- Ecuador, con Rafael Correa, del Movimiento PAIS (socialdemocracia)
- El Salvador, con Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (socialismo democrático, izquierda)
- Guatemala, con Álvaro Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (centro-izquierda, socialdemocracia)
- Haití, con René Préval del Frente de la Esperanza (socialismo democrático)
- Nicaragua, con Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (socialdemocracia, laborismo)
- Paraguay, con Fernando Lugo, de la Alianza Patriótica para el Cambio (socialdemocracia)
- Uruguay, con José Mujica del Frente Amplio (centroizquierda, socialdemocracia, progresismo)
- Venezuela, con Hugo Chávez, del Partido Socialista Unido de Venezuela (socialdemocracia, bolivarianismo, nacionalismo, antiimperialismo)
- Perú, con Ollanta Humala, del Partido Nacionalista Peruano (socialdemocracia, bolivarianismo, nacionalismo, antiimperialismo)
En el caso de Europa, los siguientes países son gobernados por partidos de los diferentes espectros de la izquierda, casi todos social-liberales ó socialdemócratas, salvo Chipre que es gobernado por los comunistas.
- Austria, con Werner Faymann, Partido Socialdemócrata de Austria.
- Chipre, con Dimitris Christofias, del marxista AKEL.
- España, con José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español.
- Finlandia, con Tarja Halonen, del Partido Socialdemócrata de Finlandia.
- Grecia, con Yorgos Papandreu, del Movimiento Socialista Panhelénico.
En Asia, algunos países preservan un sistema mas cercano al del Estado socialista con características comunistas, pero de manera independiente y no aglomerados en un único bloque como lo fue la ex-Unión Soviética.
- China, con Hu Jin-Tao, del Partido Comunista Chino (Maoísmo, Economía de mercado socialista).
- Corea del Norte, con Kim Jong-Il, del Partido de los Trabajadores de Corea (Socialismo de Estado, Antiimperialismo, Marxismo-Leninismo, Juche).
- Laos, con Choummaly Sayasone, del Partido Popular Revolucionario de Laos (Marxismo-Leninismo).
- Nepal, con Ram Baran Yadav, del Partido del Congreso Nepalí (Socialismo Democrático).
- Vietnam, con Nguyễn Minh Triết, del Partido Comunista de Vietnam (Socialismo de Estado).
Éstos son los principales rasgos comunes de la izquierda actual:
Economía
La mayoría de los partidos políticos de izquierda son partidarios de integrar políticas que fomenten el estado del bienestar, donde el Estado garantice el acceso por parte de todos los ciudadanos a derechos básicos como la sanidad, la educación, la prestación por desempleo o las pensiones de jubilación, entre otros.
En los últimos años, han surgido algunos movimientos de izquierda como el movimiento antiglobalización, en el que se pueden encontrar tanto sectores que aceptan un "capitalismo con rostro humano", como sectores anticapitalistas, pero aceptando ambos vías democráticas no autoritarias. Proponen también un modelo que supere la democracia representativa e incorpore elementos de democracia participativa y directa.
Sociedad
Muchos de los valores de la izquierda actual se aproximan a los del Humanismo secular, incidiendo en la solidaridad con los más desfavorecidos dentro de la sociedad: sectores populares, trabajadores, inmigrantes, minusválidos, ancianos, etc. También promueve la equiparación o incluso la discriminación positiva a favor de la mujer; la reinserción y rehabilitación de los delincuentes; y la defensa de los derechos de las minorías. La izquierda suele considerar el mestizaje y la emigración como positivos, respetando otras culturas y tradiciones diferentes, en tanto éstas sean compatibles con los principios democráticos y los Derechos Humanos. Esta nueva izquierda también es crítica con la pena de muerte.
Apuesta también por el ecologismo y la supresión de la energía nuclear, promoviendo otro tipo de energías alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Algunos de los antiguos partidos comunistas se han asociado con movimientos ecologistas, es el caso de la española Izquierda Unida.
Algunas posturas minoritarias de izquierda tienden a defender la despenalización o la legalización de las drogas blandas como la marihuana y el hachís, o en otras ocasiones de todas ellas, argumentando que al estar reguladas como ocurre con otras drogas legales, se acabaría con las mafias y con las muertes por su mala calidad. En países como Holanda es legal la venta de drogas y en la mayoría de países occidentales, entre ellos España, su consumo está despenalizado desde hace muchos años.
Sexualidad y familia
La izquierda suele enfocar la sexualidad de forma abierta y respetuosa, considerándola como una más de las libertades individuales de cada persona; aunque actualmente esta visión no es exclusiva de la izquierda, ya que la actitud hacia la sexualidad ha cambiado significativamente en muchos sectores de la sociedad.
Esto se traduce en su apoyo al uso de métodos anticonceptivos, tanto como medio de planificación familiar como para evitar el contagio y la propagación de enfermedades de transmisión sexual, especialmente del sida. También apoya la reivindicación de los derechos de los homosexuales, incluyendo el matrimonio. Asimismo, respalda la unión libre entre dos personas como forma de convivencia alternativa a la institución matrimonial.
Hay corrientes dentro de la izquierda que consideran que la prostitución debe ser regulada para proteger y ampliar los derechos de las personas que la ejercen, mientras otras la ven como una forma de explotación sexual que debe ser abolida.
El aborto también es contemplado por la izquierda desde varias posturas, que van desde la que sostiene que debería ser libre, hasta la de quienes defienden que sólo debería estar permitido cuando haya riesgos graves para la salud de la madre o del feto.
En general, los movimientos de izquierda también aprueban prácticas científicas como la reproducción asistida o la más controvertida investigación con células madre.
Religión
La izquierda política actual apoya la necesidad de un Estado laico y aconfesional, cuya base es la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado, permaneciendo al margen de las legítimas creencias religiosas de cada persona. El objeto es crear una sociedad plural y respetuosa, en la que tanto los seguidores de cualquier religión como los no creyentes puedan estar integrados en ella. En países como Francia, el carácter laico del Estado es apoyado por la mayoría de partidos políticos, incluidos los liberales, pertenecientes a la derecha.
Dentro de la izquierda también hay numerosos cristianos. Durante los años 60, dentro de la Iglesia católica latinoamericana, surgió una corriente teológica llamada Teología de la liberación que aunó en su doctrina elementos cristianos y de izquierda, ahondando en el compromiso social presente en el papado de Juan XXIII y en el Concilio Vaticano II.
Política internacional
La izquierda mayoritaria en los países occidentales se suele identificar con el pacifismo, rechazando las guerras y las intervenciones militares. Respalda la legitimidad de las Naciones Unidas y el respeto a los Derechos Humanos. Asimismo, promueve la cooperación con países del Tercer Mundo para ayudar a mejorar su situación.
Todas estas posturas dan lugar a que la izquierda, incluyendo buena parte de la estadounidense, suela tener una actitud crítica hacia algunas actuaciones de Estados Unidos en materia de política exterior (la invasión de Iraq, la Operación Cóndor, etc.) y hacia la actuación de Israel en Palestina. Por ello, los más críticos con la izquierda, como Oriana Fallaci, califican a la izquierda de antioccidental. La izquierda suele estar en contra de las guerras y son mayoritariamente Pacifistas, aunque también hay ideologias militaristas como el Estalinismo.
Críticas a la Nueva Izquierda
Los comunistas y socialistas seguidores de los principios originales de Karl Marx afirman que la llamada Nueva Izquierda (o tercera vía) autoproclamada como "progresista" no es más que una nueva forma de neoliberalismo posmodernista que pretende "reinventar" el capitalismo para alejarlo de la caduca imagen de posición conservadora y darle un nuevo aspecto "renovado" y más humanitario, al ablandar su postura acercándose a ciertos conceptos de las libertades individuales, la ecología, los derechos humanos, y demás asuntos sociales promovidos por la izquierda, pero conservando a la economía de mercado y a la democracia liberal como eje central de la sociedad, alejando así a la clase trabajadora de los conceptos netamente marxistas como la lucha de clases, el estudio de la plusvalía y la búsqueda de la propiedad social, los cuales son de altísima importancia para los partidarios de la izquierda original. Según esta visión generalmente aceptada por marxistas-leninistas, trotskistas y también anarquistas, la Socialdemocracia no es más que una forma "reciclada" del neoliberalismo para continuar con la estructura social capitalista y así impedir que las masas se inclinen hacia la izquierda realmente socialista y/o revolucionaria, debido a que "socializar el liberalismo" no es lo mismo que sustituirlo por el socialismo.