Antonio Espejo

Antonio de Espejo nació en Córdoba a mediados del siglo XVI y fallece en La Habana en 1585.

Marchó a México en 1571 como oficial de la Inquisición junto a Pedro Moya de Contreras. Implicado en la muerte de uno de sus sirvientes, la fuerte multa que se le aplicó motivó su huída a Nueva Vizcaya. Allí, fray Bernardino Beltrán contacta con él para comandar y sufragar una expedición que rescatara a los dos franciscanos supervivientes de una expedición anterior, la llamada Rodríguez-Sánchez. Espejo recluta entonces a 14 hombres de escolta.

La expedición parte hacia Nuevo México el 10 de noviembre de 1582, siguiendo el río Conchos hacia Río Grande, llamado Río del Norte por Espejo. Tras cruzar el río, permanecieron durante 8 días en los pueblos de San Juan Evangelista y Santiago (cerca del actual Presidio), antes de regresar a Río Grande. Siguieron hacia las tierras de los indios Piro por el río grande, en la zona mexicana, donde conocieron la noticia de que Francisco López y Agustín Rodríguez, los franciscanos cuyo rescate motivó la expedición, habían muerto a manos de los indios Tiguex. Al llegar a las tierras de los Tiguex el 17 de febrero, fray Bernardino propone el regreso. Espejo, sin embargo, insiste en continuar la expedición hacia el este, a fin de poner explorarla. El 10 de septiembre de 1583 regresó a San Bartolomé, tras haber recorrido una amplia zona de los actuales estados de Nuevo México y Arizona (Estados Unidos), entonces virreinato de Nueva España.

Estudió su flora, fauna y recursos materiales y posiblemente, esta sea la base que motivó la fundación del futuro Nuevo México. Decidido a promover dicha fundación, emprende el regreso a España, que no pudo concluir por enfermar y fallecer en 1585.

En Córdoba, una calle del Barrio de Santa Marina se llama Calle Espejo en su honor.

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