Una relación singular (El homenaje a Bodegas Campos)

Javier Martín, Antonio Perea, Pedro Galán y Javier Campos en Torre de la Barca. Foto: Miguel Collado.

Algunos autores de la Generación del 98 dijeron algo luminoso, que se utiliza como lugar común; y es a propósito de aquello de que el verdadero problema de la sociedad española es la ausencia de un sentido de lo colectivo, que se convierte en una rémora para la articulación de procesos beneficiosos para la colectividad; mas se enciende la luz ante el confusionismo reinante de los que juegan a diario a la ceremonia de la confusión con procesos que se eternizan y consagran a presuntos delincuentes o con la especulación que tanto nos daña gracias a los que han traicionado nuestra confianza. Esa luz ciudadana mucho tiene que ver con la presencia de personas que se han significado desde hace tiempo, sin encontrar la respuesta adecuada.

Antonio Perea es una persona que ha roto el determinismo del medio hostil para lanzar una idea que se hizo realidad con el paso del tiempo. La creación del Ateneo de Córdoba surge de las cenizas de una magnífica experiencia, cual fue el Ateneo Casablanca; en el Ateneo de Córdoba coexisten personas de distintas formaciones y coordenadas que se quedarían en mero apunte de no ser por el empuje de Antonio y las personas a las que contagió su entusiasmo y esa queja lastimera que tanta razón acumula. El resultado ha sido la organización de ciclos literarios, premios de guitarra flamenca, mesas de debate, ciclos de cine, teatro...

Era necesario el contagio, y ahí surge Bodegas Campos, la casa ejemplar de acogida del Ateneo y de otro tipo de iniciativas, gracias a la bonhomía de Javier, Pepe, su tío Paco, y cuantas personas forman parte de las Bodegas y de la Fundación. Había que romper la inercia de esta ciudad, poco dada a reconocimientos de los suyos, tal vez por el cultivo extensivo de "callada". La ocasión hubo de venir de este personaje singular que desde su autodidactismo y humildad y su protesta ha dado pública lección de hasta donde se puede llegar con convicciones esenciales.

La entrega, el domingo, de los jacobinos al personal de la Bodega y de la Fundación sin distingos, en el marco incomparable de la Torre de la Barca, y el público reconocimiento allí de las virtualidades mutuas con la entrega de la Medalla de Oro del Ateneo a Bodegas Campos y el de una obra de arte de las Bodegas al Ateneo, personalizado en Antonio Perea, es la constatación de que siempre hubo excepciones.

Juan Pérez Cubillo
Diario Córdoba, 14 de junio de 2011

Véase también

• Medalla de Oro del Ateneo a Bodegas Campos